41. CLARO DE LUNA
NATHAN Trinity, Trinity, Trinity… Estaba harto de que mi mente solo pensara en esa humana.Ambos somos adultos; yo le hablé con la verdad, le dije lo que deseaba de ella y simplemente ella me dio su respuesta, un NO rotundo.Por mucho que me disgustara, por muchas ganas que le tuviese, siempre he mantenido algo muy claro con mis amantes: cuando uno de los dos quiera terminar, es el fin.Ya bastantes payasadas hice el domingo, arruinándole la salida con ese idiota humano. De verdad debo dejar de acosarla, ni siquiera yo me reconozco. Toc, toc, toc. Toco la puerta del despacho de papá y escucho que me indica pasar. Me lo encuentro sentado detrás de su escritorio, a pesar de tener esa rara enfermedad del corazón que padecen algunos lobos, todavía le quedan fuerzas para estar controlándonos la vida a todos. —Alfa, me había llamado. —Sí, sí, Nathan, siéntate, necesito preguntarte algunas cosas —me indica y tomo asiento frente a él. Comenzamos a hablar de negocios, conexiones y a é
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