25. PIDIENDO PERDÓN
TRINITYEstaba anhelando este momento, sin embargo, ahora que lo tenía frente a mí, a este sexy y masculino hombre desprendiendo pura testosterona, sentía ese salto constante en el estómago. “Esto es solo sexo, Trinity, disfruta tu momento”. — Llegas tarde, creo que ya pasaron los quince minutos que tenía libres —le dije levantando la barbilla, pero mis ojos no podían dejar de desnudarlo, sobre todo esa silueta dura que ya se marcaba en su bragueta.—Yo soy aquí el jefe nena y te doy tiempo libre ahora. Y sí, llegué tarde, ¿no me ibas a castigar igual? —Sr. Langford… —Ah no, Trinity, nada de señor, no cuando estemos a solas, no cuando ahora mismo quiero devorarte completa.Se acerca de manera peligrosa, su voz resuena baja y magnética en este reducido espacio. Su mano va a mi camisa y comienza a abrir los botones, observa mi boca de manera provocativa, inclinándose para besarme. —Ssss, no te he dicho que puedas hacer lo que desees, quítame primero la falda… jefe —coloco un dedo
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