127. MI MATE HA MUERTO
AVALas sirenas resonaban en mis oídos, sonidos lejanos de personas hablando, el taconeo de los zapatos sobre el pavimento.Abrí mis ojos en una rendija, adolorida, como si me hubiesen apaleado todo el cuerpo… no, más bien, eso mismo fue lo que me hicieron, lo recuerdo ahora.Gimiendo de dolor me incorporé, el olor a putrefacción, a moho, descomposición y decadencia asaltó mi sensible nariz.Me habían arrojado a un callejón de la ciudad, desmayada después de pelear como una loba rabiosa contra esas perras entrenadas.Pensé que moriría, sin embargo, me dejaron viva.—El peor error que pudiste cometer en tu vida, Trinity Miller —mascullé entre dientes levantándome, a pesar de las protestas de cada músculo y articulación.Rebusqué entre mis ropas y encontré el celular.—Prende por favor, por favor, ¡sí! Ummm —intenté sonreír y terminé casi llorando, por las heridas en el labio.—¡Oye, ven a buscarme enseguida, activaré el GPS del teléfono, no sé dónde estoy, no… no! ¡¡Me importa una mier
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