Desde niña había escuchado que, cuando uno muere, la vida entera desfila ante los ojos como en un carrusel de recuerdos. Antes dudaba, pensaba que la muerte era tan rápida que no había tiempo para repasar una vida.Ahora, al sentir cómo se hundía en la oscuridad, entendía que los viejos no mentían.En su mente aparecieron sus padres haciéndola reír, la imagen ensangrentada de su padre atrapado en el asiento del auto diciéndole a su madre que escapara, la última vez que vio a su mamá…Luego, la vieja camioneta del campo, los años en Mar de Cristal donde creció haciendo travesuras, las tías, tíos y primos que la protegían, las peleas con sus hermanos adoptivos y, por supuesto, Emiliano, su querido Emiliano…Todos sus seres amados pasaron frente a sus ojos.Cuando creyó que el paseo llegaba a su fin, apareció Álvaro.Vestía su rígido traje oscuro, y al darse vuelta a mirarla, tenía el rostro empapado en lágrimas…En el muelle, varios autos llegaron a toda velocidad.Del primero de ellos b
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