Clara, aún aturdida por los sucesos de los últimos días, sabía que necesitaba respuestas. Así que, esa misma mañana, decidió confrontar a Lucien. Se acercó a la puerta de su despacho y, con un suave toque, se anunció. Lucien levantó la vista, sorprendido de verla tan temprano.—Pasa, Clara —dijo, su voz más suave de lo usual, aunque sus ojos permanecían cautelosos.Clara entró y cerró la puerta detrás de ella. Durante un momento, simplemente lo miró, tratando de descifrar los sentimientos que se arremolinaban en su interior.—Necesito entender lo que está pasando —dijo finalmente, su voz cargada de determinación—. Siento que hay algo oscuro moviéndose en esta casa, y tú estás en el centro de ello, Lucien.Lucien mantuvo su expresión imperturbable, aunque en su interior sus emociones eran un torbellino. Sabía que debía ser honesto con ella, al menos en parte. No podía seguir pretendiendo que Clara no era una pieza crucial en su vida y en el destino de su clan.—Clara, hay cosas que no
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