Joder, amaba esa manera que tenía de desafiarme, provocarme, jugar conmigo, volverme loco. Me encantaba su mirada profunda y endiablada, esa sonrisa traviesa. Amaba cada parte de ella, de esa Sirena que me hechizó con esos hermosos ojos azules. Su mirada intensa, sus palabras, sus labios, sus caricias, toda ella tomaba control de mi cuerpo, ese día me provocó una maldita erección en la cocina de su casa con todos en la sala. Sin duda alguna estábamos locos, encendimos un fuego tan grande para luego caminar sobre el filo de una navaja, un solo paso en falso y todo se iba al carajo. Saben qué es lo peor, que no estaba pensando con la cabeza bueno no con la que tenía sobre los hombros, quería tomarla en mis brazos y hacerla mía…necesitaba consumir mi droga; ella. Con ella se me nublaba lo racional, ahí entendí que si el puto mundo ardía no me importaba, yo estaba dispuesto a arder por tenerla. No quería palabras, quería hechos que le demostraran que yo quería algo serio y primero tenía
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