-Deja de gruñir, ya casi terminamos aquí. - Dijo divertido el idiota. -Esto es esclavitud, una tiranía, un... -Si terminamos en los próximos diez minutos, te llevaré a comer. Le eché una mala mirada. Soborno con comida, ¿En serio? -¿Eso le funciona con las chicas a las que esclaviza? -No lo sé, solo te tengo a ti con grilletes. ¿Quieres que lo averiguemos? -No. - Dije con un puchero molesto. El Alfa ahora estaba de buen humor y yo solo quería ahorcarlo. ¿Irrespetuoso? Claro que si. ¿Importaba? Ni un poco. De hecho estaba muy tentada a ser yo la que golpeara su trasero por jugar conmigo aunque, técnicamente, fui yo la que comenzó todo el asunto de ponernos "juguetones". También debía admitir que estaba un poco avergonzada de lo que le había propuesto. Solo un poco y culpo de eso totalmente a que me resultaba sumamente atractivo cuando me gruñía. Masoquista, estaba segura. -Bien, entonces, ¿Qué tal si te prometo un premio diferente? -¿Cómo qué? - Pregunté sin interés. -Exp
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