Todos los capítulos de Entre el amor y la venganza de la ex esposa : Capítulo 51 - Capítulo 60
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CAPÍTULO 51   DESCUBRIENDO ALGO TERRIBLE  
NARRADORDiane cerró su suéter y comenzó a avanzar por el sendero de la mansión de Charlotte. Sin embargo, a cada paso su corazón se aceleraba, ya que las miradas amenazadoras de los guardias que patrullaban la zona le infundían temor. Con la cabeza agachada, continuó su camino hasta la entrada.Presionó el timbre dos veces, alertando a Charlotte y Dorian, quienes estaban en la sala de estar disfrutando de un café. —¿Quién demonios será? —Dorian lanzó una mirada furiosa a Charlotte. —Querido, te juro que no tengo idea. Se supone que estoy de viaje. El timbre sonó nuevamente. Dorian, irritado, se levantó y miró a través del ojo de la cerradura, encontrando la pequeña y delicada figura de Diane, que ya había tomado precauciones y traía consigo unas carpetas con documentos. —Es una de tus asistentes —comentó Dorian—. Pero, ¿qué demonios hace aquí esa mujer? Charlotte se levantó rápidamente y corrió hacia la puerta, pero Dorian la detuvo con un empujón y la amenazó. —¿Qué piensas ha
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Capítulo 52 Charlotte no está bien
Federick—Diane, gracias al cielo me llamaste. Te intenté contactar varias veces, pero no atendiste. —Federick, hice lo que me pediste, pero hay algo que no está bien. Diane parecía tan nerviosa que no sabía cómo explicarme lo que había sucedido. —Sea lo que sea que esté ocurriendo, no me dejes en la incertidumbre, por favor. Necesito saber cómo está Charlotte. Diane suspiró. —No lo sé, porque actuó de manera muy extraña desde que llegué. Para empezar, quien abrió la puerta fue ese hombre, Dorian, y tenía una expresión poco amigable, ya sabes. —No entiendo nada, Diane. ¿Qué quieres decir con eso? —Ya comenzaba a desesperarme. —Bueno, Federick, cuando llegué, ella estaba muy nerviosa y parecía demasiado agotada. Ni siquiera cuando vivió con nosotros la vi así. Tenía el cabello recogido en una coleta, el rostro pálido y unas ojeras enormes. —¿Le preguntaste si estaba enferma? —pregunté con ansiedad. —Déjame continuar, por favor. Tuve que mentir sobre el motivo de mi visita. A pe
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Capítulo 53 Enfrentándose a la realidad
Federick Esa noche, recostado en mi cama, el sueño fue esquivo. Mi mente no podía apartarse de Charlotte ni del mensaje tan sugerente que le había dado a Diane. Los avisos en los periódicos confirmaban que la boda sería en apenas unos días, menos de una semana. Aunque lamentaba que Helen no me hubiera permitido seguir en el proyecto, por primera vez en mi vida estaba poniendo por delante lo que realmente importaba: mi amor por Charlotte. Ella era lo más importante para mí en ese momento, y debía asegurarme de que fuera feliz, ya fuera conmigo o con otro hombre.En cuanto vi la primera luz del día, tomé la maleta y, con la reserva hecha desde el día anterior y un nudo en la garganta, abordé el primer vuelo a California. Necesitaba ver con mis propios ojos la nota que ella dejó.Al tocar el timbre en el departamento, fue mi madre, quien me abrió la puerta. Sorprendida y feliz, me recibió con una gran sonrisa, sin esperar mi visita.—¡Federick! Hijo, ¿qué haces aquí? —se abalanzó sobre
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Capítulo 54 Una amarga noticia
NarradorEn la mansión Feldman, aunque la tensión había disminuido en los últimos días, Charlotte se sentía cada vez más confundida por los malestares que la aquejaban. Era evidente que necesitaba atención médica, pero Dorian no permitiría que la buscara.Ambos estaban sentados en la sala, disfrutando de una taza de té, cuando de repente Charlotte sintió que el mundo giraba a su alrededor y una ola de náuseas invadió su estómago. Su rostro se tornó pálido ante los ojos de Dorian.—¿Qué te pasa, Charlotte? —preguntó preocupado.—No... no sé... —respondió ella, levantándose rápidamente y corriendo hacia el baño, justo a tiempo para vaciar su estómago en el inodoro.Dorian la siguió, disgustado por lo que veía.—¿Qué demonios está pasando aquí? —murmuró, y una idea fugaz cruzó su mente—. Charlotte... ¿Estás embarazada?Ella se desplomó en el suelo del baño, mirándolo con temor, sin saber qué esperar de él, lo que le causaba una creciente ansiedad.—No, seguro que estoy enferma, Dorian —c
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Capítulo 55 Noticias que rompen el corazón
CharlotteMientras Dorian me abrazaba con fuerza, sentí como si sus brazos me aplastaran, como si estuviera a punto de quebrarme. La vida que crecía dentro de mí no me parecía un milagro, sino más bien una condena, un calvario de tormentos. No era por la criatura que esperaba, sino porque estar embarazada en esta casa, junto a él, me resultaba más peligroso de lo que podía soportar.Me solté de sus brazos de golpe, sin poder contener la desesperación que me embargaba.—¿Qué pasa, mi amor? ¿No estás feliz con la noticia de que vamos a ser padres? —me dijo Dorian, con una mirada desquiciada, mientras volvía a sujetarme con fuerza por los brazos.Lo miré fijamente, mi corazón estaba acelerado, pero con una determinación que no había sentido antes.—Sí, estoy feliz, pero no quiero estar embarazada en estas condiciones. Quiero que liberes a mi madre y a mí, quiero que me dejes ir. Quiero pasar este embarazo en paz.La valentía surgió dentro de mí con más fuerza de la que jamás imaginé ten
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Capítulo 56 ¡No me voy a rendir!
Charlotte Mi respiración comenzó a volverse errática, y sentí que mis piernas flaqueaban. Tuve que correr hasta una silla y sentarme, el pálido de mi rostro era evidente mientras negaba con la cabeza en un intento desesperado de entender lo que estaba pasando.—¡Esto no puede ser cierto! ¡Debe ser una broma de mal gusto! ¿Cómo se fue la policía así, sin más? ¿Acaso no vieron nuestras caras? No puede ser que todo se vea tan... normal.Mi corazón latía con fuerza, y mi mente no lograba procesar lo que estaba ocurriendo. Mi madre, al ver mi desesperación, se acercó rápidamente y me tomó las manos con firmeza, como si pudiera darme algo de calma.—¡Cálmate, mi amor! ¡Por favor, cálmate, Charlotte! Este hombre es capaz de lo peor, y ya ves... ni siquiera la policía pudo ayudarnos. ¡No lo provoques más!Mi angustia crecía mientras sentía que me ahogaba en mis propias palabras. No podía creer que estuviéramos en las manos de este monstruo, de este hombre al que llamábamos Dorian.—Es increí
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Capítulo 57 CERCA DE LA BODA
NARRADORDorian, cada vez más ansioso por los preparativos, comenzaba a sentirse algo más tranquilo respecto al secuestro de Charlotte. La situación era clara: ella estaba secuestrada, y esa era la naturaleza exacta de su relación, aunque no dejaba de vigilarla ni un instante. Había un guardaespaldas dedicado a Charlotte y otro para Dora, asegurándose de que todo estuviera bajo control.La mansión Feldman había sido transformada en un verdadero espectáculo de colores. El jardín, tal como Charlotte lo había solicitado, estaba adornado con una variedad de flores blancas, las mesas estaban cubiertas con manteles igualmente blancos, y cientos de globos flotaban, asegurados con helio para mantenerse en su lugar.La entrada de la mansión también había sido decorada con meticulosidad. La carretera se encontraba bordeada por cintas blancas, y se había creado un sendero que conducía directamente al altar, flanqueado por flores blancas y delicados velos.—Me hubiera encantado celebrar nuestra b
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Capítulo 58 El día de la boda
NarradorFinalmente, Charlotte se levantó del lugar donde la estaban preparando para el día tormentoso que la aguardaba. Estaba radiante, con un maquillaje delicado que acentuaba sus ojos claros. Aunque carecían de su brillo habitual, en lo más profundo aún conservaban un destello de esperanza.El vestido que había elegido era blanco, adornado con diamantes plateados en el pecho que formaban un escote en forma de corazón, profundo y elegante. La cola del vestido se extendía hasta el suelo, arrastrándose tras ella con cada paso que daba. Estaba deslumbrante, casi irreconocible, pero en ese momento deseaba sentirse así, como si pudiera celebrar el día en que finalmente se liberaría de su condena, cuando revelaría al mundo lo que realmente estaba sucediendo, sin importar el costo.Aunque su corazón estaba lleno de angustia, solo deseaba que llegara el instante en que Dorian no pudiera frenar su avance. Las palmas de sus manos estaban húmedas, y su corazón latía tan fuerte que parecía que
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Capítulo 59 El fin de un calvario
—¡Alto ahí! ¡Suelte el arma! —gritó un policía, apuntando a Dorian desde su espalda. En ese instante, la mano de Dorian tembló y el disparo erró, rozando solo el hombro de Federick en lugar de acertar en su objetivo. —¡Maldita sea! —Federick cayó al suelo, sintiendo el ardor de la herida. Dorian soltó el arma y levantó las manos, girándose lentamente hacia el policía. Con una mirada fría y desafiante, le dijo: —¡Bueno, creo que esto ha terminado! —Le dio una patada en la ingle al policía y se agachó para recoger su arma. En ese momento, Federick, a pesar de su herida, se lanzó sobre Dorian y comenzó a forcejear con él. —¡Suelta el arma, maldito loco! ¿Qué te pasa? —Federick apenas lograba gritar, debilitado por el dolor. Dorian apretó el hombro de Federick, justo donde la sangre comenzaba a brotar, causando más dolor. —¡Suéltala tú, asistente! —gritó Dorian mientras continuaban forcejeando. En ese instante, un disparo resonó, dejando a todos los presentes en suspenso, incluido
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Capítulo 60 Una conversación pendiente
NarradorCharlotte fue llevada a una habitación para recuperarse y, al recostarse en la camilla, abrazó con delicadeza las imágenes de la ecografía contra su pecho. Cerró los ojos y suspiró profundamente, sintiendo una mezcla de emociones. Estaba siendo doblemente bendecida después de la pérdida de su hija, un dolor tan grande que aún la atormentaba. Recordarlo era como revivir aquel momento desgarrador. Y ni hablar de lo que ocurrió después, cuando ella decidió regresar a la mansión de los Maclovin. Ese paso, ese regreso, resultó ser aún más cruel.Cinco años antes, Federick llegó a la mansión después de un día agotador de trabajo. Estaba aturdido por la confrontación con Joanne, las constantes demandas de la mujer, exigiéndole que pidiera el divorcio a su esposa, ya se habían convertido en una rutina insoportable.—Hola, Federick, mi amor, ¿cómo estás? —Charlotte le saludó mientras preparaba la cena. Se acercó a él, levantándose sobre las puntas de los pies para llegar a su mejilla
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