Sara observaba a la persona que tenia frente a ella, no podia creer que al final hubiera vuelto y de la manera en lo que estaba haciendo, Amira estaba frente a ella con su rostro sucio y su cuerpo lleno de morados y golpes. —Amira, ¿Que te ha pasado? —le pregunto, ella solo sollozo, estaba mal, en realidad, lo que necesita era ayuda. —Lo siento… no quería ir hasta donde mis hermnanos. —Ellos están a dos habitaciones de aquí —ella asintió aún sollozando. —Lo se, pero no quiero que me vean. Sara se hace a un lado para que ella pueda entrar y cuando lo hace cierra la puerta detrás de ella. —¿Como llegaste hasta aquí? —le pregunta Sara sorprendida. —Daria se contactó conmigo, ¿no puedo estar aquí? —dice ella sollozando de nuevo. —No, no es eso, no te preocupes, es solo que este lugar no lo conoce nadie, me sorprendió verte aquí. —No tengo a donde mas ir —dice sollozando de nuevo. —Está bien, ven, siéntate aquí, puedes hablar si quieres, te escucharé. Ella hace lo que Sara le di
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