Todos los capítulos de Venganza de la Luna médica milagrosa: Capítulo 71 - Capítulo 80
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La luna brillaba alta en el cielo, su luz fría y plateada colándose a través de las ventanas de la casa, envolviendo a Alaia en un halo de soledad. Estaba sentada en el borde de la cama, con su mirada perdida en las sombras danzantes del cuarto. Desde que Nolan había comenzado a distanciarse de ella, un vacío cada vez más grande se apoderaba de su corazón. Y lo que antes parecía un refugio, ahora era solo una prisión donde los recuerdos del pasado la atormentaban.Había sido su decisión tratar a Nolan en secreto. Sabía que, si él descubría la verdad, su relación podría colapsar, pero nunca pensó que el daño sería tan devastador. Ahora, él la miraba como si fuera una extraña, alguien que lo había traicionado en lo más profundo. A pesar de todo, seguía preguntándose si había hecho lo correcto.De repente, una ligera presencia en la puerta la hizo girarse. Era Liam, con su figura alta y sombría recortada contra la penumbra del pasillo. Había algo en su expresión, algo diferente. Ya no
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—No, no puedes pretender que todo esto se arreglará porque tú lo decidas —le dijo Alaia con voz contenida—. Las cosas no funcionan así. Nolan... Nolan me ha dado algo que tú jamás pudiste.—Nolan... él solo es un obstáculo temporal —la sonrisa de Liam fue leve, pero cargada de un significado que la perturbó.—Detente ahora y dime que esto que dices es solo una maldita broma de mal gusto, Liam —le dijo con tono duro, sintiendo una ira avasallante recorrer su cuerpo.—¿De verdad crees que él es capaz de darte lo que necesitas? —preguntó, con un tono casi paternalista—. Mira cómo te ha tratado, cómo se ha distanciado de ti. Él no puede manejar lo que somos. Tú y yo compartimos algo que él nunca podrá entender. Y en el fondo, lo sabes.Alaia sintió que su mente se tambaleaba entre la rabia y el desconcierto. Durante años había intentado dejar atrás el control que Liam había tenido sobre ella, pero ahí estaba de nuevo, empujándola hacia la misma jaula emocional de la que había luchado por
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Alaia caminó de un lado a otro, sintiendo la mirada penetrante de Nolan, una que por cierto le causaba escalofríos.—Sabes de lo que hablo. Por eso te distanciaste —dijo con el tono más casual posible—. Yo vine a la manada con secretos y mentiras, y eso te hizo desconfiar de mí, lo entiendo. Pero ambos sabemos que estabas interesado en mí.—Tú lo has dicho, lo estaba —soltó cruel, implacable—. Tiempo pasado, ya fue.Alaia sintió un enorme nudo en la garganta por sus palabras y por breves segundos cerró los ojos para mitigar el dolor, pero no iba a dejarse amedrentar por esas palabras.—Quiero saber cuáles son tus secretos, Nolan —Alaia carraspeó, sorteando el nudo—. Quiero entender por qué te niegas a luchar por tu vida.El rostro de Nolan se endureció, como si sus palabras hubieran tocado una fibra profunda. No respondió, pero sus ojos reflejaban un torbellino de emociones.—No tienes derecho a esculcar en mi vida privada. Ni tú ni nadie —espetó finalmente, antes de girarse y salir d
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Alaia apenas podía respirar. El peso de la mentira que acababa de pronunciar ante Sally se sentía como una piedra en su pecho. Había visto los ojos de la niña llenarse de esperanza cuando le dijo que Logan regresaría pronto, que todo estaría bien. Pero esa esperanza era una farsa, una ilusión que ella misma había creado para evitar que Sally hiciera más preguntas. La niña no necesitaba saber que su madre estaba atrapada en el oscuro juego de poder que Liam controlaba, y que su regreso dependía de decisiones que Alaia no estaba preparada para tomar.Sally corrió hacia su cuarto, aliviada por la promesa de su madre, mientras Alaia permanecía quieta, sintiendo cómo la culpa la inundaba. ¿Cómo había llegado a esto? Se apoyó contra la pared, cerrando los ojos un instante, tratando de calmar el torbellino en su mente. La situación la estaba asfixiando, y cada paso que daba parecía conducirla a una trampa más profunda.—Alaia —la voz de Liam resonó desde el pasillo, suave, casi encantad
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El hospital estaba tranquilo esa tarde, pero Nolan no encontraba paz. Había estado solo la mayor parte del día, luchando con una crisis que sentía llegar antes de que el cuerpo se lo confirmara. El dolor en sus músculos era constante, pero peor era la sensación de vacío que se extendía en su pecho. Una mezcla de culpa y miedo lo asfixiaba, la misma que llevaba tiempo intentando evadir.Los pensamientos sobre Alaia nunca se iban del todo. Se suponía que el distanciamiento lo protegería, pero la realidad era que su corazón no lo dejaba avanzar. Era como si las emociones lo arrastraran hacia ella, aunque su mente intentara evitarlo. Le dolía pensar en cómo ella, incluso ahora, seguía siendo una figura imposible de abandonar, a pesar de las mentiras, las decisiones dudosas y los secretos que cargaban.Cuando la puerta se abrió de golpe, Nolan la vio entrar. Alaia, con el rostro marcado por la preocupación, casi corrió hacia él, pero se detuvo al notar su mirada inquisitiva. Sus ojos s
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El clima en la mansión había cambiado drásticamente desde que Nolan apareció con Logan en brazos, tras días de búsqueda exhaustiva. Alaia apenas pudo contener las lágrimas al ver a su hijo entrar por la puerta. Lo abrazó con fuerza, besándolo repetidamente en la frente mientras él la rodeaba con sus pequeños brazos. Su corazón latía frenéticamente, mezcla de alivio y rabia. Mientras tanto, Nolan observaba desde un rincón, con el rostro endurecido y los ojos clavados en la puerta, como esperando que Liam apareciera en cualquier momento. No tardó mucho. Liam entró a la habitación con una expresión de furia apenas contenida, con su mirada fija en Nolan. Alaia, sin embargo, no le dio tiempo a reaccionar. Soltó a Logan suavemente, asegurándose de que su hijo estuviera a salvo, antes de girarse hacia Liam. —No vuelvas a hacer algo así —le espetó, con su voz temblando de indignación—. ¿Entiendes? No te atrevas a separarlo de mí de nuevo, o lo lamentarás. Liam la miró, sus ojos brillan
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El silencio que siguió era ensordecedor. Nolan se quedó inmóvil, como si las palabras de Alaia lo hubieran golpeado en lo más profundo de su ser. Durante unos segundos, no supo qué decir, pero finalmente, desvió la mirada.—Yo no... puedo —dijo en voz baja, con una mezcla de cansancio y desesperación—. No puedo amarte, Alaia.Alaia se negó a aceptar sus palabras. Sabía que no eran ciertas.—¡Mientes! —exclamó, sus ojos llenos de lágrimas.Se acercó a él, sin darle tiempo a reaccionar, y con firmeza, tomó su rostro entre sus manos. Sintió cómo el cuerpo de Nolan se relajaba bajo su toque, aunque él intentara resistirse. Sabía que él la amaba, lo sabía en lo más profundo de su ser.—Sé que sientes lo mismo, Nolan —murmuró, acercándose más a él—. Lo sé…Y entonces, sin darle más tiempo para negar lo evidente, Alaia unió sus labios a los de él en un beso profundo, cargado de todo el amor, la pasión y el dolor que habían reprimido durante tanto tiempo.Nolan sintió el calor de Alaia inva
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Esa noche, Alaia llegó a la mansión Ryker agotada, tanto física como mentalmente. El rechazo de Nolan todavía quemaba en su pecho. Se sentía vacía, como si cada rechazo hubiera arrancado una parte de su alma. Y ahora, aquí estaba, sentada frente a Liam, con su sonrisa amplia y sus ilusiones a flor de piel.—Deberíamos salir a cenar —le había propuesto Liam esa misma tarde, con una insistencia que le resultaba familiar. Y aunque cada parte de su ser quería decir que no, las palabras de Nolan seguían resonando en su cabeza, su frialdad, su rechazo. Así que había aceptado, dejando que una pequeña parte de ella se rindiera al agotamiento.Durante la cena, Liam hablaba con entusiasmo de su futuro. —Voy a divorciarme de Agnes pronto. —dijo, sus ojos brillaban con una mezcla de determinación y esperanza—. Ella puede seguir escondiéndose, pero no me importa. Estoy dispuesto a terminar todo eso. Quiero un futuro contigo, Alaia. Alaia asentía, pero sus pensamientos estaban lejos. Sentía sus
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—¿Dónde la tienen? —gruñó, acercándose al hombre, casi exigiendo respuestas.—No lo sabemos aún. Agnes fue muy astuta —suspiró con frustración—. No dio tiempo de reaccionar. La camioneta en la que la llevaron no tenía placas y ella no se ha comunicado con nadie aún.Nolan apretó los puños, con su mente trabajando frenéticamente. El miedo por la vida de Alaia lo desgarraba por dentro. Sabía lo cruel que podía ser Agnes, y no le cabía duda de que la mujer haría cualquier cosa para vengarse de Alaia. “¿Cómo no me di cuenta antes?,” pensó, furioso consigo mismo. “Estaba tan consumido por mi enfermedad, tan cansado, que no vi lo que pasaba a mi alrededor”.No podía perder más tiempo. Salió de la habitación, decidido a hacer lo que fuera necesario para encontrarla. Se dirigió directamente a casa de Liam, sabiendo que, a pesar de su disgusto hacia él, ambos compartían el mismo objetivo.***Liam estaba en su sala, con los mellizos a su alrededor, quienes le hacían preguntas sin cesar sobr
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—No es asunto tuyo, Nolan. Alaia no está siendo obligada a nada —dijo Liam con sequedad, volviéndose a él—. Ella salió conmigo porque quiso, por su propia voluntad.—¿Cuándo? —Nolan lo interrumpió con brusquedad, su pecho ardía por la confusión y el miedo de haber causado un daño más grande del que imaginaba.Liam se quedó en silencio un segundo, como si la pregunta lo hubiera tomado por sorpresa. Luego, finalmente respondió.—Hace unos días, justo después de que saliste del hospital —admitió casi de mala gana—. El mismo día que...Nolan sintió que el estómago se le encogía. Sabía exactamente a qué día se refería. “El día en que la rechacé,” pensó con agobio.Por primera vez, una punzada de culpa lo atravesó. Todo comenzaba a tener sentido, el dolor en la mirada de Alaia, su desánimo. Quizás, su decisión de acercarse a Liam no había sido otra cosa que una respuesta al rechazo, una forma de lidiar con la soledad y la desesperación.El silencio que siguió fue pesado, ambos hombres est
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