—Respira, no te preocupes, deja que la vida me reprenda y por favor, no insista, no quiero dar ilusiones a la persona con la que no deseo estar.—¡Ya! Deja de pensar en él, entiende que él no es un hombre bueno para ti, no quiero que te lastime, no quiero… Ah, no quiero discutir, mejor voy a tomar un poco de aire, puedes ir al tocador sin mí —me señala el tocador, ambas estamos a unos metros de él—, no tardes, por favor, creo que hoy nos quedaremos aquí, mañana no trabajaremos.Aush, eso duele. Ella da media vuelta, dejándome como la estúpida que soy. Decido seguir mi camino hacia el tocador, pero esta vez echaré agua en mi rostro, tengo que cambiar de actitud. Ah, la verdad que puedo hacer lo que quiera, ella no tiene poder sobre mí, y creo que es momento que se lo haga saber.—Tú no iras a ningún lado, acompáñame o si no quieres que te haga un escándalo del que no te gustará —me congelo al escuchar a esa voz, esa persona de la que no esperé que estuviera aquí, juro que solo lo llamé
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