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Todos los capítulos de La dueña de mi corazón: Capítulo 41 - Capítulo 50
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Mi corazón
La doctora llegó al hospital para atender a Laura en cuanto recibió la llamada y pronto estaba en el consultorio haciéndole la revisión.—¿Desde cuándo inició el dolor abdominal, señorita?—¿Llevo algunos meses padeciendo de este incómodo dolor?—¿Tienes una fecha exacta? Ella lo pensó por algunos minutos… —Unos tres meses, doctora.—La enfermera vendrá a tomarte unas muestras y después de tener los resultados nos volveremos a encontrar en este consultorio.—Bien, siendo así podré ir a visitar a la señora Ferrari.—Señorita, Laura, los resultados estarán disponibles en muy poco tiempo, ya que lo he autorizado como una emergencia y no puede marcharse.—Bien. —respondió y minutos después la enfermera se presentó y sacó las muestras necesarias.Todo se hizo en minutos y la mirada de la doctora le resultó algo incómoda a Laura.—¿Notas algo extraño con la doctora? —preguntó Laura en susurro.—Debe ser porque la señora Wilson fue quien la llamó y, para no quedar mal, estará muy atenta a t
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Tengo miedo
¿De qué manera la vida hacía tantas conexiones? ¿Cómo podía llevar con ella algo tan valioso? Los pensamientos de Laura jugaban en su contra y una vez que abrió los ojos no pudo contener sus lágrimas y se quebró a llorar.—Tranquila, amiga. Ya no es momento de estar triste y más porque en unos minutos vamos a ver por primera vez la sombra del bebé.—¿Qué sombra? —ella no entendía nada.—La doctora autorizó un ultrasonido y ya vienen por ti.—No, por favor, que detengan esto. No quiero hacer nada hasta contarle a Gabriel. Además, en este momento mi cabeza es un caos y no puedo pensar con claridad.Aunque se negaba a hacerlo, las enfermeras fueron por ella y minutos después estaba escuchando los latidos fuertes mediante las bocinas de aquel aparato mágico.—¿Es su corazón?—Así es. Estos son los corazones que emiten el sonido de la vida.—¿Corazones? —preguntó de inmediato, Ángela.—Sí, señorita. —Allí indicó con su dedo. —Esto que se muestra por aquí es un bebé y lo que está más arriba
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Mi hombre
Después de un día pesado tras un largo viaje, Gabriel solo deseaba entrar a la habitación que se le había asignado. Deseaba poder tomar un baño con agua caliente, llamar a su prometida e intentar dormir. Esto era algo que lo tenía preocupado, ya que solo descansaba y dormía profundamente cuando Laura estaba a su lado, así que no sabía si lo conseguiría estando tan lejos de ella.Finalmente, el elevador se abrió, pero su sorpresa fue enorme al encontrar a Sabrina en la habitación con el mismo rostro de estúpida con el que solía recordarla.—¿Qué haces aquí?—Quiero hablar contigo a solas y esta fue la única manera que pude conseguirlo. No fue tan fácil, pero, como puedes ver, tampoco imposible.—¿Cómo sabías que estaría aquí? ¿Quién demonios te dijo que deseo hablar contigo? —expresó enojado, pues solo deseaba descansar, y allí, frente a sus ojos, solo podía ver la causante de no poder hacerlo.—¿Siempre vas a actuar de la misma manera cuando me ves? Nunca he entendido el porqué de tan
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Parecida
El enojo seguía presente en la vida de Gabriel y para calmar la tempestad decidió olvidar lo sucedido y continuar con lo que tenía planeado una vez ingresará a su habitación de hotel, así que después de tomar un baño llamó a su prometida intentando encontrar su dosis diaria para intentar conciliar el sueño.—¡Amor, estaba esperando tu llamada! ¿Qué tal ha sido tu viaje y toda la travesía?—Algo cansado debido a la distancia recorrida, pero ya estoy aquí y ahora podré descansar.—Siento intranquilidad en tus palabras. ¿De verdad te sientes bien?—Te extraño y no me acostumbro a estar sin ti, espero poder resolver los pendientes en este país para volver con mi compañera.—A tu regreso te daré una sorpresa que, aunque no sé si te gustará, no puedo esperar para conocer tu reacción.—Si viene de ti, estoy seguro de que me va a gustar. ¿También me lees algunas páginas de tu cuaderno de apuntes?—Sí.—Perfecto, también haré lo mismo.Con los minutos la tranquilidad llegaba a la vida de Gabri
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Un beso
El día había iniciado ajetreado para todos, ya que Tomás, desde que ingresó a la empresa, se mantuvo de un lado para otro. La situación despertó la inquietud en Ángela y no soportó por mucho rato y se presentó en la oficina de vicepresidencia con una taza de café.—¡Vales, oro, mujer! ¿Cómo sabías que necesitaba cafeína para continuar sin morir en el intento?—Tu rostro de preocupación es bastante obvio. ¿Sucede algo con mi cuñado? —Se acercó y le entregó la taza de café.La preocupación visible en el rostro de Tomás alertó por completo a Ángela y ella no quiso perder tiempo, no, conociendo la condición en la que su amiga se encontraba.—Anoche me llamó muy alterado para informarme que su ex prometida entró a su habitación sin su permiso y esto provocó un gran alboroto. —¿Cómo sucedió eso, cómo esa mujer sabía que mi cuñado se encontraba en Rusia?—Es lo que llevó parte de la madrugada investigando. —terminó dando un sorbo a su café.Mientras le contaba todo lo que sabía al respecto,
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La hermana de mi hermana
«La hermana de mi hermana»Laura se sintió feliz en la compañía de su hermana y aunque no sabía nada referente a ella, su compañía le regalaba tranquilidad y felicidad. Solo con esto ella estaba feliz y en cuanto pudo le contó todo lo que sintió durante la reunión a su amiga Ángela con una gran sonrisa en sus labios. —¡Espera! ¿Dejaste que se acercara tanto una persona que ves por primera vez en tu vida?—Si vieras el gran parecido que tenemos entendería el porqué de mi actitud. —Amiga, está de más decirte que ahora tienes otro estatus social, pero como estás un poco tonta o tarada, te voy a recordar que eres la prometida de uno de los hombres más importante de los Estados Unidos ¿Por qué esa mujer no se acercó antes a buscarte?—Ella dijo que…—¡Bla, bla, bla…!—Nunca permitas que nadie se acerque tanto, por lo menos me vas a dejar tranquila diciéndome que el escolta estuvo cerca en todo momento.—¿Por qué siempre estás paranoica?—Porque la vida a punta de madrazos me ha enseñado
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Me duele
—Por fin he encontrado a la afortunada. —Lanzó la cartera y suspiró pesadamente.—¿Has hablado con Laura? —Así es y aunque su escolta guardaespaldas o como quiera que se llame, no apartaba su mirada de mí, hablamos un poco y tomamos un café.—¿Por eso tu rostro inexpresivo y molesto? —Es verdaderamente molesto que vengamos a la vida y la mejor parte le toque a la persona que ha puesto como tu medio hermana, es injusto, madre.—¿Qué dices, hija? Pensé que buscabas a tu medio hermana desesperadamente porque querías acercarte a ella y conocerla.—Tenía curiosidad de conocer a la persona que mi padre eligió para darle amor, calidez y un hogar… —terminó susurrando entre dientes. —No puedo creer lo que escucho, pues no eres la hija que conozco ¿Qué sucede contigo, Sofía?—Al conocerla he sentido muchos celos. Somos muy parecidas y la suerte le sigue sonriendo a ella, porque ahora en su mano izquierda lleva un gran anillo que solo con eso podríamos vivir tranquilas y dejar de pasar tantas
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La piedra en el zapato
«La piedra en el zapato» En cuanto estuvo de regreso, Sabrina corrió a encontrarse con Raúl. Ella no quería perder más tiempo y sabía que solo él podría quitar la piedra de zapato y le regalaría la tranquilidad que estaba necesitando. «Tock, Tock, Tock» Raúl se encontró extrañado de que tocarán a su puerta cayendo la noche, pero conocía esa manera de tocar, ya que habían acordado hacerlo de esa manera con Sabrina, así que abrió la puerta y ella entró sin esperar que le diera el permiso para el acceso. —¿Por qué demonios demoraste tanto en abrir? ¿Qué tengo que hacer, señales de humo para que sepa que soy yo quien te toca la puerta? Su actitud estúpida no era para nada del agrado de Raúl, pero como necesitaba de ella tenía que soportar sus gritos… —Usted me dijo que estaba en Rusia. ¿Lo recuerda? —Sí, allá fui a buscar a un hombre que solo me desprecio, humilló e hizo que me deportaran. —¡Qué mal! —¿Mal? Mal es como quiero que lo dejes cuando termines con él —ella expresó esas
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El pacto
La noche estaba cayendo después de un hermoso atardecer y la sonrisa plena en el rostro de un hombre no se dio a esperar. Estaba ansioso por llegar a su hogar y recibir abrazos y besos de las mujeres más importantes de su vida.¿Trabajo acumulado? Eso nunca faltaba y, aunque debía pasar por la empresa y dejar documentos importantes, no logró controlar sus instintos y se fue directo a su mansión. Al abrir la puerta, se encontró con su pequeña hija, quien lo esperaba con los brazos abiertos.—¡Papá, papá! —corrió para alcanzarlo y poder darle un gran abrazo.—Mi Gema preciosa, papá te ha extrañado mucho —Terminó llenándola de besos. —¿Cómo te has estado portando? ¿Me has extrañado?—Me portó bien porque Nana, está llorando mucho… Papá no quiero que mi Nana esté triste.Gabriel de inmediato se preocupó por la situación. —¿Ella está llorando, dices? —Con ojos tristes afirmó ante la pregunta. —¿Dónde está tu Nana?—Allá afuera en los columpios…—Bienvenido a casa, señor Wilson. Gema está h
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Feliz
Se podía respirar más tranquilo y nuevamente los latidos de su corazón volvieron a su regularidad, pues aunque aún existía el miedo, sus besos, caricias y la seguridad que él le transmitía, podían hacerla claudicar y sacarla con gran felicidad de su realidad errada. Su mirada era tierna, penetrante y su sola compañía la hacía sentirse tan segura que olvidaba incluso sus más profundos temores. Hasta ese punto se dio cuenta de que había llegado el momento de hablar sobre las vidas que estaban creciendo en su vientre, pero ¿cómo hacerlo? ¿De qué manera lo tomaría cuando fue algo que no se había planeado? No sabía cómo empezar, pero definitivamente había llegado el momento de hacerlo. —Te había dicho que visité a la doctora, ¿lo recuerdas?—Así es y quiero que estés tranquila, todo lo sucedido ha sido obra del destino y en esta ocasión me ha favorecido. —terminó tocando su pecho junto a un gran suspiró.—Aparte de enterarme de esa noticia, también logré enterarme de algo que no sé cómo
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