Después de un día pesado tras un largo viaje, Gabriel solo deseaba entrar a la habitación que se le había asignado. Deseaba poder tomar un baño con agua caliente, llamar a su prometida e intentar dormir. Esto era algo que lo tenía preocupado, ya que solo descansaba y dormía profundamente cuando Laura estaba a su lado, así que no sabía si lo conseguiría estando tan lejos de ella.Finalmente, el elevador se abrió, pero su sorpresa fue enorme al encontrar a Sabrina en la habitación con el mismo rostro de estúpida con el que solía recordarla.—¿Qué haces aquí?—Quiero hablar contigo a solas y esta fue la única manera que pude conseguirlo. No fue tan fácil, pero, como puedes ver, tampoco imposible.—¿Cómo sabías que estaría aquí? ¿Quién demonios te dijo que deseo hablar contigo? —expresó enojado, pues solo deseaba descansar, y allí, frente a sus ojos, solo podía ver la causante de no poder hacerlo.—¿Siempre vas a actuar de la misma manera cuando me ves? Nunca he entendido el porqué de tan
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