CAPÍTULO 76: ÉL NO LO MERECE.En el baño, Liana se apoyó contra el mármol del lavabo, luchando con todas sus fuerzas por no dejar que las lágrimas que ardían en sus ojos se derramaran. Respiraba con dificultad, sus dedos aferrándose al borde del lavamanos. La puerta se abrió con un leve crujido, y al ver a Sophia entrar, rápidamente intentó recomponerse, erguirse y fingir que todo estaba bien.Sophia no le dio tiempo a decir nada. Se acercó a ella con pasos suaves y con una mirada cálida, casi maternal.—¿Estás bien? —preguntó, aunque ya conocía la respuesta.Liana asintió en silencio, intentando mantener la fachada, pero su rostro, sus ojos enrojecidos y su expresión dolorida decían otra cosa. Sophia la miró durante un largo momento, y luego, sin previo aviso, la abrazó con firmeza.—No, Liana, no estás bien —susurró suavemente.Liana cerró los ojos y durante un segundo, solo uno, se permitió desmoronarse un poco. Pero su orgullo la obligó a mantenerse firme, a no ceder ante el nudo
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