CAPÍTULO 55: UNA REHÉN REBELDE. —¡Artem! —gritó Alexei, corriendo hacia él mientras todo su cuerpo se tensaba. Artem estaba tirado, inmóvil. Al agacharse para revisar a su amigo, se dio cuenta de que la bala que había recibido no lo había herido de muerte. Había impactado en el chaleco antibalas, pero el golpe lo había dejado adolorido y le costaba respirar. Un alivio profundo inundó a Alexei, quien soltó el aire lentamente, relajando los hombros. Artem soltó un gemido de dolor y trató de darse la vuelta. —Puta madre, cómo duele... —murmuró entre dientes. —Tsk, parece que el diablo aún no viene por ti, hermano —dijo Alexei con sarcasmo, aunque en el fondo agradecía que Artem seguía con vida. Escuchó unos pasos acercándose y, con un movimiento fluido, levantó su arma, listo para disparar. Frente a él apareció Stefano. —¡Tú, pedazo de escoria, nos mentiste! —gritó, casi apretando el gatillo. Stefano esbozó una sonrisa divertida, como si todo aquello le resultara un juego. —Usted
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