Un enemigo al acecho.
Los días siguientes, Ana se esforzó por concentrarse en su trabajo. Dentro de varias semanas sería el cierre del proyecto, y estaba emocionada por el avance. Sin embargo, el detective no había dado noticias, y Ana esperaba que Pablo se hubiera olvidado de todo y hubiera hecho su vida lejos de ella. Pero, por dentro, la rabia la carcomía. Sabía que él debía pagar por sus crímenes. Recientemente había descubierto que había realizado transferencias millonarias a una cuenta extranjera, lo que supuso un duro golpe para la empresa. Ahora, Sebastián le había dicho que había algo nuevo que debía decirle sobre eso, pero prefería hacerlo después del cierre del proyecto, para no opacar ese momento con la revelación sobre los crímenes de Pablo. Así que Ana intentaba no pensar más en eso.Esa mañana, Ana subió al piso de la empresa Blackwood, nerviosa y ansiosa. Se había vestido especialmente para Sebastián, cansada de ocultar lo mucho que le gustaba. Habían pasado cinco días desde el beso, y no
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