Lo que más deseaba Xavier en esos momentos era abrazarla, primero porque él lo necesitaba y, segundo, porque ella también lo necesitaba, pero después de la reacción que había tenido cuando lo vio, era mejor que se contuviera y esperar a que se sincerara con él y le explicara lo que estaba sucediendo en verdad.—No tiraré la toalla, he visto milagros en la escuela de enfermería, milagros que solo Dios pudiera hacer y Él está conmigo, lo sé, no va a permitir que nada malo le suceda a mi mamá. Ella es una luchadora, puede superar esto, solo necesita un poco de ánimo.—¿Cuál es tu plan? —le pregunta Xavier.—Cuando salga de la UCI la buscaré, no importa si está despierta o no, hablaré con ella, le contaré que está a punto de convertirse en abuela, que tenemos un bebé al que cuidar y asegurarnos que nunca sufra lo que sufrimos nosotras y sé que me escuchará y luchará. —Sé que será así.Stacy decide quedarse en la habitación de Xavier. Estaba horrorizada por lo que pudo haber hecho, pero
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