Capítulo 85. Confrontación y consecuencias
Pese a su reacción, la rabia de Amelia se agitó en su interior, y por completo ciega mezcla de rabia y del dolor, se paró frente a ella y le propinó un par de bofetadas con toda la rabia que le produjeron sus palabras.—¡Cállate imbécil! Con mi hija no te metas, porque la próxima vez que vuelvas a decir algo en su contra, la que va a quedar muda, eres tú porque te voy a arrancar la lengua.El sonido de las bofetadas resonó en la sala, dejando a todos en silencio por un momento. Lisya, con la mejilla enrojecida, miró a Amelia con una mezcla de sorpresa y odio.Alejandro, saliendo de su estupor inicial, se interpuso entre las dos mujeres, su rostro una máscara de furia apenas contenida.—Amelia, mi amor, por favor, déjame manejar esto.Dirigió su mirada a Lisya, sus ojos ardiendo de ira. —¿Cómo... cómo pudiste hacer algo así? —preguntó finalmente Alejandro, su voz apenas un susurro—. ¿Cómo pudiste maquinar que un hijo mío naciera quién sabe dónde? ¿Cómo pudiste usar eso, para vengarte
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