Capítulo 119. A punto de descubrir el enigma.
—Naomi... —comenzó Sergio, pero ella no lo dejó terminar.—¡No me llames! —interrumpió ella, su voz temblando de indignación—. ¿Qué te crees? ¿Qué puedes hacer lo que quieras con mi hijo?Alexandre, asustado por la reacción de su madre, intentó hablar.—Mami, fuimos a comprar cuentos y un juego... —dijo el pequeño, con los ojos llenos de confusión.Naomi miró a su hijo, tratando de calmarse, pero aun con la furia visible en su expresión.—Cariño, ve adentro con Rosita —dijo Naomi, suavizando su tono al dirigirse a Alexandre—. Mamá necesita hablar con Sergio a solas.El niño, aún desconcertado, obedeció sin ninguna objeción. Una vez que Alexandre desapareció dentro de la casa, Naomi volvió su atención a Sergio, sus ojos ardiendo con una mezcla de ira y dolor.—¿Cómo te atreves a llevarte a Alexandre sin decirme nada? —siseó ella, inclinándose hacia Sergio—. ¿Tienes idea del pánico que sentí cuando no los encontré?Sergio, manteniendo la calma a pesar de la tensión palpable, respondió:
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