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Todos los capítulos de Una loba rebelde para el alfa: Capítulo 31 - Capítulo 40
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Capítulo 31 El legado de los Ashbourne
Darragh recargó la frente en la puerta y dijo:—Mañana es luna llena, se abrirán los terrenos de la mansión por si deseas ir y no pasar tu transformación en la ciudad…Gianna se recargó en la puerta, mas no respondió.Darragh se marchó unos minutos después, entonces la loba regresó con su amiga, quien la recibió con un abrazo.—Lo lamento —murmuró la rubia—. ¿Estás segura de lo que hiciste?—No —admitió Gia. Las lágrimas seguían cayendo y su corazón dolía; sólo quería que Darragh la abrazara y la hiciera sentir especial, no una más de sus mujeres—, pero era necesario… Lo siento mucho por la Diosa Luna y los planes que tenía para nosotros…Su celular emitió un timbre, era una notificación. Gianna lo revisó, era un aviso sobre su ovulación prevista para el día siguiente.Beth contempló la pantalla, luego a su amiga y supo al instante lo que estaba planeando.—No puedes presentarte ahí en tu ovulación, lo entiendes, ¿verdad?—¿Por qué? ¿Darragh enloquecería al ver a tantos hombres intere
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Capítulo 32 Los lobos no perdonan
Beth supuso que todo estaba bien, ¿no? Es decir, Gianna y Darragh estaban juntos, el lobo no parecía demasiado enojado y su amiga tendría su protección. Pensó que ya nada podía salir mal, hasta que escuchó un refunfuño a sus espaldas.Cornelia caminaba hacia donde se encontraban Beth y Harry. Avanzaba a grandes pasos y con los puños apretados. La rubia, como buena amiga de Gia, reaccionó de la única forma en que se podía: metiéndole el pie a Cornelia.La prometida de Darragh se fue de boca hacia el suelo, pero logró meter las manos antes. Sin embargo, su precioso vestido blanco se llenó de tierra. Alrededor, los lobos que no se habían marchado hacia el bosque, miraron la escena un poco divertidos. Cornelia tampoco era muy querida por todos ellos gracias a su arrogancia.—¡¿Por qué hiciste eso?! —gritó Cornelia a Beth.Beth retrocedió. Ella no sabía pelear, nada, se agitaba hasta corriendo en la caminadora de su casa. Era una «loba de sala» como solía llamarse a sí misma. —Perdón, fue
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Capítulo 33 Dos cuerpos, un alma
Gianna quiso intervenir, pero pronto supo que Darragh iba ganando cuando reconoció que todos los chillidos y quejidos eran de Mark.El futuro alfa lo dejó inconsciente y bañado en sangre. Gianna observó atónita el cuerpo de Mark en su forma de lobo; se veía tan insignificante ahí cuando la había hecho sentir que ella era la poca cosa. El sonido de otros lobos los advirtió. Darragh no supo si iban por el olor de la sangre a ver qué sucedía o los atacarían, así que mordió suavemente el torso de su Luna y señaló el camino libre por delante.Gia entendió; pero estaba en shock. Demoró unos segundos más en reaccionar y escapar. Los lobos corrieron a toda prisa en medio del bosque bañado por la oscuridad. Los animales escapaban a su paso.Un par de venados pasaron corriendo frente a ellos. Gianna vio el terror en sus ojos, sin embargo, los lobos continuaron con su trayecto por un largo rato.Atravesaron otro riachuelo, caminaron por sus aguas claras por un rato y luego volvieron a interna
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Capítulo 34 Un temible castigo
—Están en el calabozo —anunció Aleksi.Gianna casi dejó caer la taza de café que sostenía, ¿cómo que tenían un calabozo?Darragh ajustó mejor el nudo de la bata que cubría su desnudez; acababan de regresar del bosque y se encontraban en la recepción de la mansión. Él en su forma de lobo llevó a Gianna sobre el lomo, ella no tuvo energías para transformarse nuevamente. Kilian, adivinando que su hermano era un macho celoso, había pedido que colocaran un morral sobre su torso cuando se convirtiera en lobo, así pudo llevar consigo una bata para Gianna sólo por si las dudas. Por eso la mujer regresó cubierta y sin morir de pena frente a los hermanos de su mate.—Eran cinco, incluido Mark —dijo Darragh—. ¿Los encontraron a todos?—Sí, intentaban huir de los terrenos, pero los atraparon antes —contestó Kilian—. Cornelia ayudó.Gianna frunció el entrecejo, ¿cómo era posible eso? Quizá la loba no sabía que aquellos tipos estuvieron a punto de hacerle la vida más fácil, consideró la pelirroja.
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Capítulo 35 En la boca del vampiro
Gianna no supo si era mejor o peor que sus suposiciones fueran erróneas. Ella siempre imaginó que los vampiros vivían en sitios preciosos y cubiertos de lujos; es decir, algunos habían vivido siglos y de seguro poseían muchísimo dinero. Sin embargo, en ese momento se encontraban frente a una vieja fábrica abandonada en medio del bosque que para nada lucía lujosa, sino tétrica y a punto de derrumbarse.—¿Es aquí? —inquirió Cornelia y se abrazó a sí misma—. Es horrible.Darragh suspiró hondo y demoró un momento en responder, pues estaba observando la camioneta de carga que continuaba sacudiéndose de un lado a otro aunque estuviera estacionada. Era evidente que los vampiros ya habían escuchado de su llegada, sus sentidos estaban mucho más desarrollados que los de los hombres lobo.—Es la guarida de un vampiro —explicó Darragh—. Fue quien entregó la sangre eterna a mi abuelo.—¿Y sabe que vendremos? No parece que le gusten las visitas sorpresa —dijo Gianna.—No, no avisé, es decir, no us
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Capítulo 36 La venganza que ella nunca deseó
—El vampiro que viste se llama William —reveló la misteriosa mujer vampiro con un acento inglés notorio.Gianna estaba tan asustada que sus defensas flaqueaban. Los recuerdos continuaban mezclándose con su presente y le costaba mantener cerrada la puerta de su subconsciente.Darragh la miró, todos lo hicieron.—No sé —murmuró Gia—. Eso creo, era muy pequeña.La vampira sonrió, así parecía inofensiva, pero estaban seguros de que era letal.—Tus años son un pestañeo para nosotros, debe seguir cerca —suspiró la mujer.Gianna rogó que no fuera así. La mujer rió y todos los lobos sintieron un escalofrío descender por su columna.»Viste su rostro real, loba, no muchos pueden contar eso.—Escapé… —No —contradijo el vampiro—. Te dejó escapar, tal vez sólo se estaba divirtiendo.—La eternidad a veces es aburrida —sonrió la mujer—. Si lo vuelves a ver, envíale saludos.Gianna rogó a la Diosa Luna que eso jamás volviera a suceder. El vampiro también sonrió y dijo:—Aceptamos tu regalo, Ashbour
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Capítulo 37 Una advertencia difícil de ignorar
El camino fue silencioso. Demoraron lo mismo en regresar, pero Gianna sintió que tardaron muy poco porque no quería bajar con la botella de sangre eterna.—Me odiarán más —pensó ella para Darragh, a través de su vínculo, mientras contemplaba la sangre en la botella y sentía el calor que desprendía a través del cristal.Darragh suspiró hondo. Sabía que ella tenía razón, pero que también otros lobos podrían intentar atacarla y que era necesaria esa advertencia.Gianna esperó en vano una respuesta por parte de su mate. Supuso que era otra esas decisiones difíciles que debería empezar a tomar si en serio estaba considerando luchar por su unión con Darragh.Él sería el alfa de la manada y estaba capacitado para serlo; ella debía estar a la altura.La camioneta se detuvo frente a la mansión. En la lejanía se podían escuchar algunos aullidos de lobos que continuaban disfrutando de la magia de la luna llena. El lobo ayudó a su Luna a bajar del vehículo y, frente a la mirada rencorosa de Corn
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Capítulo 38 Un mensaje que puede causar paros cardiacos
Darragh ya no estaba cuando Gianna se despertó; sin embargo, un espléndido desayuno esperaba por ella en la mesa del comedor. Gia supo que su mate no cocinó, aunque no por eso valía menos el detalle, pues el lobo había ordenado el desayuno a un sofisticado restaurante de la ciudad. Además, una nota escrita de su puño y letra descansaba al lado del plato:«¿Te gustaría trabajar en la empresa?».La loba sonrió al leer la nota. Pudo haberle preguntado lo mismo por mensaje en el celular o incluso a través de su vínculo telepático, pero poseía cierto encanto leer aquella nota con su letra un poco enredada y complicada, así como él.No respondió, necesitaba pensarlo. Desayunó con calma e hizo lo que cualquier chica en su posición haría: llamar a su mejor amiga.Beth trabajaba en el negocio de sus padres, una florería. En realidad, poseían una prestigiosa cadena de florerías a lo largo de todo el país y ella era la encargada de la más grande que se encontraba en el corazón de Manhattan. Gi
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Capítulo 39 Un nuevo empleo
Gianna se sintió todavía más importante cuando la misma recepcionista de la última vez —y única vez— la condujo hasta el penúltimo piso del edificio donde se encontraban las salas de juntas más grandes. La mujer no paraba de inspeccionarla; Gianna podía percibir esa mirada escudriñándola mientras subían en el ascensor. La loba ignoraba que todas las mujeres en ese lugar —y algunos hombres— envidiaban a la afortunada de Cornelia por ser la prometida de Darragh Ashbourne; sin embargo, en las últimas semanas habían corrido rumores de que aquello había terminado y luego… que siempre no, que el compromiso seguía en pie. Pero entonces llegaba Gianna, con ese hermoso traje en color beige, su melena roja trenzada y los deslumbrantes ojos azules para ser conducida directo hacia el jefe.¿Entonces? La gente no entendía nada. La recepcionista dedujo que… Gianna era la tercera en discordia, la manzana de la tentación, es decir, la amante.Gianna sonrió, en un intento de ser amable, pero la muje
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Capítulo 40 Una propuesta de matrimonio
—Cornelia, basta —espetó Darragh—. No volveré a decirlo.—¡Pero ni estudió! ¡Con suerte sabe leer y escribir!—No aprendí por suerte, aprendí con mi manada y adopté el hábito de leer gracias al ama de llaves de la familia de Mark que me permitía tomar libros de la biblioteca —explicó Gia que estaba harta de sentir vergüenza de su origen humilde, ya no, aunque recordar a Mark provocó una profunda culpa en su pecho.—¡¿Ves?! —chilló Cornelia—. ¡Si para pertenecer a esta empresa debes tener un excelente currículum! ¡Esto es inaudito!Gianna rió, burlona, y cruzó los brazos a la altura del pecho.—Si soy tan insignificante para trabajar aquí, ¿de qué te preocupas? —Gia bajó las manos y colocó una sobre su cintura—. ¿O qué? ¿Te sientes amenazada por mí, lobita?—¿Cómo te atreves? —siseó la morena y sus ojos se tornaron ámbar—. Te despedazaré.—Inténtalo —aceptó Gia al tiempo en que sus ojos azules también se volvieron ambarinos—. Podrías llevarte una sorpresa.Darragh apartó a Gianna; Corn
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