Gianna notó cómo Beth vacilaba al acercarse a la mesa. Con un suspiro, la pelirroja extendió la mano hacia su amiga, esperó a que la tomara y le dijo, con esa firmeza reconfortante que sólo ella sabía transmitir:—Te mereces el mundo, Beth, no lo olvides.La rubia apretó los labios y asintió, se obligó a creer en las palabras de su mejor amiga. Con la mano de Gianna sosteniendo la suya, avanzó con más seguridad hacia la mesa, aunque sentía el calor de la mirada de Aleksi siguiéndola, intensa y abrasadora, como si quisiera grabar cada detalle de su presencia.—No le iba a romper la muñeca a esa chica—soltó Gianna en cuanto tomó asiento, recostándose cómodamente en el pecho de Darragh—. Sólo le pedí una disculpa porque fue grosera con Beth y, como se negó, tuve que tomar medidas un poco más drásticas.Aleksi giró la mirada hacia Beth, que había tomado asiento junto a él, pero dejando una distancia prudente. La cercanía lo ponía nervioso, pero a ella aún más. Beth, con su coctel en mano,
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