La joven dejó escapar un suspiro silencioso y esbozó una sonrisa dulce. Alexis tenía apenas dieciocho años, tres menos que ella. Era un muchacho atractivo, sin duda alguna, pero lo que más resaltaba de él era su carácter. Era educado, respetuoso, siempre cortés en su trato con los demás. Un joven trabajador, inteligente, servicial. Un buen hombre, sin lugar a dudas, alguien con un futuro prometedor.—Alexis… —pronunció ella con suavidad, intentando elegir con cuidado sus palabras—. No pienses en eso ahora. Eres muy joven, tienes toda una vida por delante.Su voz era cálida, pero había en ella una nota de preocupación. No quería desilusionarlo, pero tampoco deseaba que él sacrificara su juventud por un sueño construido sobre la emoción del momento.—Una vez que alguien se casa, las cosas cambian. El matrimonio no es solo una promesa, es una responsabilidad, y no quiero que tomes una decisión de la que puedas arrepentirte. Deberías disfrutar de tu libertad, escalar alto, construir tu ca
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