Gera estaba sentada al lado de Tomás, el silencio reinaba entre los dos mientras miraban el mar debajo del cielo nubloso, hacía mucho frío, aunque eso parecía no importarles:—Yo en un tiempo fui drogadicto, solo por unos meses, llegué a irme de la casa y casi muero en ese tiempo —llevó su mirada a Gera—, viví en ese barrio por unas cuantas semanas. Me trajo malos recuerdos el meterme en ese lugar a buscarte, lo que hice no se volverá a repetir.—Lo siento. Aunque no estabas en la obligación de hacerlo.—¿Estás loca? No iba a dejarte en ese lugar de mala muerte.Los dos chicos se miraron fijamente. El mentón de Gera empezó a temblar, el llanto salió descontrolado y Tomás la abrazó:—Lo siento, lo siento mucho —decía Gera.—¿Por qué te disculpas? —pregunt&oac
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