Después de la tormentosa junta, Leonardo se sentía agotado pero a la vez aliviado. El caos provocado por Valeria había sido contenido, al menos por el momento, pero una conversación pendiente aún lo inquietaba. Luca lo había salvado, contra todo pronóstico, y Leonardo necesitaba respuestas.En la intimidad de su despacho, ya sin la presión de los accionistas y las formalidades, Leonardo miraba a Luca con una mezcla de gratitud y curiosidad. Luca, por su parte, estaba sentado frente a él, ligeramente incómodo, como si se estuviera preparando para una confesión difícil.—Luca, lo que hiciste hoy… salvó a Rossi. Me ayudaste cuando más lo necesitaba. Pero tengo que preguntarte —dijo Leonardo, inclinándose hacia adelante—, ¿qué pasó realmente con Valeria? ¿Por qué cambiaste de bando?Luca bajó la mirada por un momento, tomando aire antes de hablar. Luego, levantó la cabeza y fijó sus ojos en los de Leonardo, como si lo que estaba a punto de decir le costara más de lo que quería admitir.—T
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