– ¿A dónde vamos a ir? ¿Y cuándo? – preguntó Sofía, con la voz temblorosa, mientras intentaba controlar los nervios que la consumían.Mateo, notando su preocupación, le acarició suavemente el rostro, tratando de calmarla. Estaba lleno de felicidad al escuchar que Sofía había aceptado la idea de escaparse juntos.– No te preocupes, amor – dijo con una sonrisa reconfortante –. Desde que pensé en esta idea, he estado buscando algunos lugares donde podamos empezar una nueva vida. He encontrado un sitio que nos encantará, donde podremos ser felices sin que nadie nos moleste. Por el dinero, no te preocupes. Ya tengo todo planeado, y en cinco días estaremos listos para irnos. Sólo prepárate, Sofía, y confía en mí.Sofía, al escuchar esas palabras, sintió cómo sus nervios comenzaban a disiparse. Se dejó llevar por la calidez de la voz de Mateo y, ya más tranquila, asintió con una sonrisa tímida.– Confío en ti, Mateo – respondió, dándole un beso suave en los labios, seguido de un abrazo lleno
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