Sofía se levantó de la cama lentamente, el sol filtrándose a través de las cortinas. Sus ojos se ajustaron a la luz, y por un momento, se quedó acostada mirando el techo, recordando lo que le esperaba ese día. Con un suspiro profundo, decidió levantarse y tomar un baño para despejarse.El agua caliente la relajó, aunque en su mente aún rondaban los pensamientos de la cena de la noche anterior. Mientras el vapor llenaba el baño, Sofía trató de apartar la imagen de su madre, Isabella, insistiendo en que visitara a Julián. Sabía que la presión de su familia, sobre todo por su situación económica, estaba detrás de esa insistencia. Pero, al menos por hoy, decidió no darle más vueltas.Salió del baño, se envolvió en una toalla y, después de vestirse, bajó las escaleras para desayunar. Isabella ya estaba en la cocina, sirviendo el desayuno, como si todo fuera perfectamente normal.—Buenos días, hija —dijo su madre con una sonrisa—. ¿Has decidido si irás a ver a Julián hoy?Sofía suspiró mien
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