CAPÍTULO 55: TERRORAkira despertó en la oscuridad, con una sensación de frío que le calaba hasta los huesos. Su cabeza palpitaba con fuerza, como si hubiera recibido un golpe, y su cuerpo estaba adolorido. Abrió los ojos lentamente, esforzándose por enfocar la vista. Lo primero que percibió fue el sonido de susurros temblorosos y llantos ahogados. Cuando por fin pudo ver con claridad, se dio cuenta de que estaba atrapada en una jaula.A su alrededor, otras mujeres, todas jóvenes, parecían igual de aterradas. Sus rostros reflejaban un miedo evidente, pero había algo más que asustaba a Akira: el entorno. No reconocía dónde estaba, pero sabía que no se trataba de un lugar común. La sensación de estar prisionera, de ser un simple objeto atrapado, la llenó de desesperación.Sus pensamientos corrieron de inmediato hacia lo último que recordaba: Azael. Él la había encontrado y se la había llevado. Ahora, estaba en sus manos, y junto a ella, otras mujeres compartían el mismo destino incierto
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