Todos los capítulos de Pequeña Hermanastra, Cásate Conmigo.: Capítulo 51 - Capítulo 55
55 chapters
52 - Quiero que seamos padres.
Maximiliam conducía por la ciudad, la mente nublada por una mezcla de celos y dudas. No quería aceptar que la imagen de su esposa, Brianna, riéndose junto a su hermano David lo había afectado tanto. Había algo en la familiaridad de sus risas que lo inquietaba profundamente. No era solo una cuestión de celos, sino una sensación de estar perdiendo terreno, de que alguien más, incluso su propio hermano, podía ofrecerle a Brianna algo que él no lograba darle; una conexión sin reservas.Cuando estuvo a punto de salir del centro de la ciudad, sus manos apretaron el volante con más fuerza de la necesaria. Justo en ese momento, vio una florería a su derecha, pequeña y sencilla, pero con un despliegue de colores brillantes en la ventana. Sin pensarlo dos veces, giró bruscamente y estacionó frente al local. ¿Flores? Se sentía un poco ridículo con la idea, pero una voz interna le dijo que, si tenía que competir por la atención de su esposa, lo haría. Después de todo, no debía dejar que los celos
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53 - Secuestrados.
El aire en la oficina de Brianna estaba cargado de deseo, la tensión entre ella y Maximiliam crecía con cada segundo. Él la había levantado sobre el escritorio, sus cuerpos fundidos en una mezcla de amor y pasión. Brianna, entregada al momento, apenas podía contener el suspiro que se le escapaba mientras él la besaba con hambre, como si el tiempo se hubiera detenido y no existiera nada más que ellos dos.— No sabes cuánto te deseo — susurró Maximiliam, sus manos recorriendo su piel con una familiaridad ansiosa.— Lo sé — respondió ella, apenas audible, correspondiendo el beso con la misma intensidad.Pero entonces, la puerta de la oficina resonó con un golpe fuerte e insistente, interrumpiendo el momento.— ¡Estamos en una reunión! — gritó Maximiliam, su voz cargada de frustración.Brianna no pudo evitar reírse, el sonido ligero de su risa rompía la seriedad del ambiente, y Maximiliam, con una sonrisa traviesa, la silenciaba con otro beso, decidido a ignorar la interrupción. Sin embar
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54 - La decisión más difícil.
Brianna intentaba no llorar, pero el miedo la estaba consumiendo. Sus ojos se encontraron con los de Maximiliam, y en ese momento, algo cambió en él. No era solo miedo, era una determinación feroz. Maximiliam nunca había sido alguien que se rindiera, y aunque ahora estaba atado, ya estaba planeando cómo sacarla de allí.La mujer, disfrutando de cada segundo de su sufrimiento, se inclinó hacia él.— Te daré una oportunidad, Max. Una sola. Si puedes salvarla antes de que el reloj marque la medianoche, podrías salir de aquí con vida... ambos.La amenaza era clara, y mientras las risas de la mujer resonaban en la habitación, Maximiliam solo tenía una cosa en mente; no dejaría que Brianna muriera. No hoy, no nunca.La habitación estaba impregnada de una oscuridad opresiva, la atmósfera densa con el silencio roto solo por la respiración agitada de Maximiliam, encadenado a la silla, mientras veía cómo un hombre desconocido se acercaba a su esposa Brianna, sosteniendo un látigo que resplandec
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55 - Será tu Karma.
La noche era oscura y tensa frente a la majestuosa mansión. Las luces exteriores apenas iluminaban el camino que llevaba a la entrada principal, donde el auto de Cristhian estaba estacionado. El sonido de una rama quebrándose bajo una bota rompió el silencio. Cristhian, con el ceño fruncido, miró a su alrededor mientras caminaba hacia la entrada después de una larga búsqueda. Justo cuando giraba la esquina, la vio; el cuerpo de Brianna, desplomado frente a la puerta, su rostro pálido y su ropa desgarrada.— ¡Brianna! — gritó, corriendo hacia ella.Se arrodilló, alarmado al notar la sangre en la ropa de su cuñada y el estado de su espalda. Con un gesto rápido, la levantó en sus brazos, la piel de Brianna helada contra su pecho. Ella murmuró algo, apenas un susurro.— Max… Max… — susurró con debilidad.— ¡Por Dios! — exclamó Cristhian —. ¡Brianna! ¡Aguanta, por favor! ¡Llamen a un médico!Apenas reaccionaba, pero abrió los ojos lo suficiente para intentar ponerse de pie, tambaleándose.
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56 - Sacrificarse.
Brianna se dejó caer sobre la cama del hotel, el silencio de la habitación solo roto por el eco de sus sollozos. Las lágrimas corrían por su rostro como un torrente imparable, cada una cargada con el peso de la traición y la desesperanza.«¿Cómo he llegado hasta aquí?» pensaba, golpeando el colchón con las manos. La imagen de Maximiliam, su esposo, diciéndole aquellas palabras horribles, aún quemaba en su mente. Las frases crueles resonaban, como si su amor, aquel que creyó tan profundo, hubiera sido solo un espejismo.— ¿Cómo pude ser tan estúpida? — murmuraba entre dientes, maldiciendo su corazón por haberse enamorado de alguien que nunca la vio como igual, que no confió en ella cuando más lo necesitaba. La mente de Brianna, sin embargo, luchaba contra esa narrativa. Sabía que algo le había sucedido a Maximiliam. Lo conocía lo suficiente para notar que aquella frialdad, aquella brutal indiferencia, no eran parte de su naturaleza. No con ella. Pero eso no cambiaba el hecho de que él
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