Emily.-Sentados en el sofá, el mundo exterior parece desvanecerse, y solo somos nosotros dos, atrapados en un momento que ha sido anhelado durante tanto tiempo, la distancia que nos separó se siente como un eco lejano, un recordatorio de lo que hemos superado.Siento la calidez de su mano entrelazada con la mía, y una oleada de emoción me atraviesa al recordar todo lo que hemos vivido, mi vientre, redondeado y lleno de vida, se convierte en el símbolo tangible de nuestro amor, de todo lo que hemos deseado juntos, mientras me mira a los ojos, veo en su mirada una mezcla de ternura y deseo, una conexión que trasciende las palabras.— Tengo que confesar que… –Rompí el silencio que se había instalado entre nosotros, porque ya no aguantaba más, lo deseaba en mi cama, deseaba sus labios sobre mi cuerpo. –Te deseo Daniel –Me mordí el labio sintiendo mis ardiendo, pero no de vergüenza, era lujuria, deseo.Él no dudó mucho su mano libre se coló por mi nuca de inmediato selló sus labios con lo
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