Emma había salido a dar un paseo por la ciudad, buscando distraerse y despejar su mente. Decidió entrar a un club popular donde solía encontrarse con amigos y conocidos. Al entrar, sus ojos se detuvieron en una escena que la dejó paralizada. Allí, en una esquina del club, estaba Carlos Alberto, hablando animadamente con una mujer joven y hermosa. La chica reía y tocaba suavemente el brazo de Carlos Alberto, mientras él parecía completamente absorto en la conversación.El corazón de Emma comenzó a latir con fuerza, sintiendo una mezcla de celos y dolor. Se quedó observándolos desde lejos, incapaz de apartar la mirada. Cada gesto, cada sonrisa que compartían, era como una puñalada en su pecho. Emma intentó calmarse, diciéndose que probablemente solo eran amigos, pero la conexión evidente entre ellos la hacía dudar.Después de un rato, decidió que no podía soportar más la escena. Salió del club y caminó sin rumbo por las calles, sus pensamientos enredados en una maraña de confusión y tri
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