Margaret no podía disimular el miedo que sentía al escuchar las palabras que Alexandra acababa de decirle, su mirada delataba el pánico que le producía la presencia de la joven, era perfectamente consciente de lo mal que se había portado con ella, de todo el sufrimiento que le causó y era lógico que Alexandra quisiera cobrárselo todo.– Me alegra mucho saber que me recuerdas, no cariño, no tienes porque llorar, yo sólo quiero que tú sientas lo que yo sentí, podría desconectar todos los cables, tus valores empezarían a descender y en pocos minutos dejarías de respirar, o qué tal si te golpeo como tú lo hacías, no puedes hablar, nadie podría ayudarte, qué lástima ¿Verdad?, Es muy triste que te tengan olvidada, aquí no eres más que una basura a la que nadie le importa, ¿Acaso no me decías eso? – Le decía Alexandra a Margaret causando un miedo atroz en ella.El estrés era tanto que en efecto los valores comenzaron a cambiar abruptamente, se escuchaba su dificultad para respirar, sus ojos
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