Una extraña sensación se apoderó de Alexandra, era una mezcla entre miedo y desesperación, no podía arriesgarse a que alguien la reconociera, así qué corrió a toda prisa mientras el hombre desconocido iba tras ella.– Señorita, espere, ¿Quién es usted?, ¿Qué hace en mi propiedad? – Decía el hombre intrigado ante la impactante figura de Alexandra.Ella no contestó, por el contrario echo a andar más aprisa hasta que logró perderlo, estaba sobresaltada, el corazón parecía quererse salir de su pecho.– Fue una imprudencia salir, ojalá no me haya reconocido – Pensó completamente preocupada.Volteó para todos lados para cerciorarse que nadie la seguía, y al ver que todo estaba bajo control entro a la casa, fue a la cocina a prepararse un té, necesitaba tranquilizarse, calmar los nervios que sentía, se preguntaba quién sería aquel misterioso sujeto, seguro vivía en aquella impresionante hacienda que tanto le había gustado. Después de tomar la infusión, Alexandra se fue a la cama, tenía que r
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