En el rostro de Verónica se dibujaba felicidad y preocupación a la vez, sabía que la muerte de Alexandra le traería grandes complicaciones si llegaba a anunciarse públicamente. El testamento de su padre era muy claro, sólo tendría acceso al 30% de la herencia, mientras que el otro 70% iría a parar a la beneficencia pública, lo cual no podía permitir de ninguna manera. Por otro lado, el saber a Alexandra muerta y fuera de su camino, la hacía sentir una inmensa felicidad, pues nunca la quiso, jamás significó nada para ella y por ende le alegraba profundamente haber podido deshacerse de ella aunque sea en forma indirecta, pero por supuesto que le habría encantado asesinarla con sus propias manos, quitarla del medio personalmente. Sin embargo si quería conservar la riqueza y el poder la necesitaba, Y eso le causaba una gran frustración.– Maldita, hasta después de muerta sigues fastidiándome la existencia – Pensó.– Inspector, necesitamos que la muerte de Alexandra permanezca oculta, mi h
Diana estaba desconsolada, perder a su hermana había representado el más duro golpe de su existencia, cuando perdió a sus padres al menos le quedó el consuelo de qué aún conservaba la compañía y el cariño de ese ser inocente que había quedado bajo su cuidado, Mariana lo era todo para ella, y aún cuando nunca pudieron disfrutar de una vida plena juntas debido a qué la joven enfermera siempre tuvo que trabajar para sacarlas adelante, tenerla era suficiente para sentirse feliz.– No puedo Alexandra, siento un dolor tan grande que no sé si algún día va a dejar de dolerme, mi hermana lo era todo para mí y ahora ya no está – expresó con un llanto profundo que se sentía en cada rincón del lugar.– Podrás, tú no estás sola, me tienes a mí y yo siempre te acompañaré, y voy a cuidarte tal como Mariana me lo pidió – exclamó su amiga en un gran gesto de unión y solidaridad.– Abrázame por favor, no me dejes sola, siento que la vida se terminó con la partida de mi hermana, mi corazón se me rompió
Una extraña sensación se apoderó de Alexandra, era una mezcla entre miedo y desesperación, no podía arriesgarse a que alguien la reconociera, así qué corrió a toda prisa mientras el hombre desconocido iba tras ella.– Señorita, espere, ¿Quién es usted?, ¿Qué hace en mi propiedad? – Decía el hombre intrigado ante la impactante figura de Alexandra.Ella no contestó, por el contrario echo a andar más aprisa hasta que logró perderlo, estaba sobresaltada, el corazón parecía quererse salir de su pecho.– Fue una imprudencia salir, ojalá no me haya reconocido – Pensó completamente preocupada.Volteó para todos lados para cerciorarse que nadie la seguía, y al ver que todo estaba bajo control entro a la casa, fue a la cocina a prepararse un té, necesitaba tranquilizarse, calmar los nervios que sentía, se preguntaba quién sería aquel misterioso sujeto, seguro vivía en aquella impresionante hacienda que tanto le había gustado. Después de tomar la infusión, Alexandra se fue a la cama, tenía que r
Era preciso iniciar con la transformación que la convertiría en una nueva persona, después de un trabajo de varias horas, el resultado fue extraordinario, un tinte de color distinto en su cabello, acentuar con el maquillaje sus rasgos para que sus facciones lucieran diferentes a la vista, unos lentes de contacto de color opuesto al que tenía. Cada detalle fue debidamente cuidado, no podían arriesgarse a ser descubiertas y fue necesario aplicar todo el conocimiento que Diana tenía, su hermana Mariana y ella tuvieron bastante tiempo para estudiar cuando sus padres vivían, aprendieron todo lo concerniente al maquillaje, peinado, caracterización y diseño de modas. Incluso habían confeccionado infinidad de prendas que ahora le servirían a Alexandra para la nueva vida que acababa de iniciar.– En serio que pareces otra, te aseguro que si alguien te ve, nunca te reconocerá – Comentó Diana gratamente sorprendida.– Has hecho un trabajo maravilloso amiga, nunca tendré cómo pagarte todo lo que
Margaret no podía disimular el miedo que sentía al escuchar las palabras que Alexandra acababa de decirle, su mirada delataba el pánico que le producía la presencia de la joven, era perfectamente consciente de lo mal que se había portado con ella, de todo el sufrimiento que le causó y era lógico que Alexandra quisiera cobrárselo todo.– Me alegra mucho saber que me recuerdas, no cariño, no tienes porque llorar, yo sólo quiero que tú sientas lo que yo sentí, podría desconectar todos los cables, tus valores empezarían a descender y en pocos minutos dejarías de respirar, o qué tal si te golpeo como tú lo hacías, no puedes hablar, nadie podría ayudarte, qué lástima ¿Verdad?, Es muy triste que te tengan olvidada, aquí no eres más que una basura a la que nadie le importa, ¿Acaso no me decías eso? – Le decía Alexandra a Margaret causando un miedo atroz en ella.El estrés era tanto que en efecto los valores comenzaron a cambiar abruptamente, se escuchaba su dificultad para respirar, sus ojos
Diana llegó corriendo hasta donde se encontraba su amiga, estaba impaciente por contarle lo que acababa de ocurrir, milagrosamente la vida parecía darles una oportunidad de contar con un tiempo de estabilidad después de tantos momentos de sufrimiento.–Alexandra, el señor Miller acaba de llamarme para darme la noticia de que el trabajo es nuestro –notificó.–Eso es maravilloso Diana, por lo menos en ese lugar estaremos protegidas –contestó.–En un momento me enviará la dirección a la que debemos presentarnos, me preocupa mi tía, no quiero estar muy lejos de ella –señaló.–No te preocupes por mí hija, yo estaré bien –dijo ella al escuchar las palabras de su sobrina.Adam envió la ubicación del domicilio y se sorprendieron al percatarse de que su nuevo jefe era nada menos que el dueño de la imponente hacienda que se hallaba a los alrededores.–El mundo es muy pequeño –dijo Alexandra al ver la dirección del lugar.–Pareciera algo providencial, y lo mejor es que podremos estar cerca de mi
El día había estado lleno de sorpresas inesperadas, y la noche no podía culminar de otra manera, Adam alzó sus ojos y se fijó en la esbelta figura de una mujer cuyo rostro era iluminado por la luz de las estrellas que irradiaban con tal intensidad como si quisieran decirle algo especial.– Buenas noches Mariana, veo que tampoco puede dormir – exclamó de repente al verla.– Hace una noche preciosa, y no pude resistirme a salir a tomar un poco de aire fresco– Dijo ella.– ¿Ha terminado de instalarse?, ¿Hay algo que les haga falta? – Preguntó interesándose un poco más de lo normal.– Nada señor Miller, todo está perfecto, le agradezco mucho la oportunidad que nos ha dado, trabajaremos mucho para no decepcionarlo, ni a usted ni a la niña – expresó con esa dulce voz que hacía que la piel de Adam se erizara.– Me gusta su entusiasmo Mariana, y debo decir que estoy gratamente sorprendido por lo que logró hoy con mi hija, tenía tanto tiempo que no salía de su habitación, que verla bajar por e
Despertar en aquella hacienda hacía que tanto Alexandra como Diana se sintieran libres, pero sobretodo dispuestas a recibir esa nueva oportunidad que les estaba brindando la vida. Sabían que el reto no sería nada fácil, puesto que la pequeña Isabella posiblemente pondría todos los obstáculos para que su labor no pudiese llevarse a cabo de la manera en que deberían.– Creo que el trabajo con la pequeña Isabella no será fácil Diana, su padre estuvo hablando conmigo y me explicó cuál es la situación, su madre murió hace cuatro años y desde entonces ella no volvió a ser la misma – Dijo Alexandra.– Entiendo el sentimiento perfectamente, y es lógico que Isabella se sienta perdida sin su madre, pero nosotras debemos ayudarla a sobreponerse – Sugirió.– Desde luego, sólo espero que ella lo permita, porque de lo contrario esto podría complicarse, y ahora lo que menos necesitamos son dificultades – Exclamó preocupada.– Ya verás que no será así, ayer estuviste fantástica y lograste convencerla