Arianna No fue fácil recuperar el control sobre mis emociones. Sin embargo, no podía permitirme quedarme allí. De momento, lo importante, era salir del pasillo, antes de que alguien me viese con esos harapos. Así que, me dirigí hacia los ascensores, esperando que no hubiese nadie. Por desgracia, la suerte no estaba de mi lado. Las puertas se abrieron y dentro, se encontraba una mujer. Era un poco más alta que yo, su cabello rubio oscuro, caía por debajo de sus hombros y sus ojos eran de un gris azulado, precioso. No quería prejuzgarla, pero a primera vista, me pareció que era de esas chicas que miraban de costado a alguien como yo. No sé, era algo en su postura o la ropa a la moda que llevaba. Ella tenía la vista clavada en el frente y no se dio la vuelta cuando di un paso adelante, colocándome a su lado. —Hola —sonrió, sin voltearse —, me gusta ese perfume —. Inclinó la cabeza, inspirando con fuerza —. Es sexy, un día debes prestármelo, cuando quiera ligar —. Ahogó u
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