Sin que Lucian y Elanil notaran su presencia, Marcus apareció de repente ante ellos. Una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro mientras observaba la escena.—¡Vaya, vaya, Lucian! —se burló Marcus, su voz resonando en la caverna—. Me han hecho el trabajo fácil. Al final, su noble intento solo ha servido para abrirme el camino. Al haber abrazado la oscuridad, no podía abrir ninguna entrada, pero ahora, gracias a ustedes, puedo controlar a la bestia.Lucian levantó su espada, listo para enfrentarse a Marcus, pero antes de que pudiera actuar, un rugido ensordecedor resonó en la caverna. De las sombras, un dragón cristalino emergió. Su cuerpo translúcido brillaba con una luz helada, y su aliento podía congelar cualquier cosa con facilidad. El dragón era tan claro que parecía irreal, pero su poder era innegable.—¡Atrás! —gritó Elanil, apuntando con su arco hacia el dragón.El dragón cristalino abrió sus fauces, lanzando un torrente de hielo que golpeó el suelo, creando una barrera de hi
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