Todos los capítulos de Durmiendo con el Enemigo: Capítulo 11 - Capítulo 20
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Capítulo 10:¡Dime que eres mía!
Ava tenía los labios hinchados por aquellos besos con sabor a agresividad y posesividad. Derek la estaba dejando sin aliento, no le daba ni un poco de espacio para dejarla respirar, él solo quería besarla más y más. Ella recordaba sus primeros besos y también sabía que cada vez que Derek la había besado se había controlado, pero aquella noche ella descubrió lo que realmente había detrás de tanto autocontrol. Derek la puso boca abajo subiendo su vestido hasta cintura paseando las manos por su cuerpo, apretando sus senos y delineando la curva de su trasero. Para Ava era una sensación extraña, estaban al aire libre donde cualquiera podría estar viéndolos mientras que un segundo diluvio parecía acercarse con aquella lluvia que los empapaba y el césped debajo de ellos causaba una sensación incomoda, pero a la vez placentera en su cuerpo. Una de las manos de Derek, que estaba perdido en deseo detrás de ella, la volvió agarrar del cuello echando su cabeza hacia él y Ava lo escuchó gruñir
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Capítulo 11: Una tortura compartida.
Dormir es algo sencillo, cierras lo ojos y esperas hasta que tu cuerpo se relaje, pero para Derek era como atravesar el portal del infierno. Cada vez que Derek caía en los brazos de Morfeo, este parecía llevarlo directo a algún recuerdo traumático de su pasado. La muerte de sus padres o el día que fue seleccionado en la cárcel militar para recibir un entrenamiento “especial”. Las torturas eran algo que él no era capaz de olvidar. Supuestamente la intención de sus superiores era hacerlo más resistente, más fuerte …hasta más cruel e insensible, pero para llegar a eso en ciertas ocasiones tuvo que acercarse a la muerte, Lo torturaron emocional y físicamente repetidamente. Algunas veces era tan insoportable que Derek hasta deseó morirse, pero esa paz…ese alivio, la libertad tardó mucho en llegar y en sus sueños volvía a revivirlo noche tras noche. Sus sueños eran tan reales que hasta tenía la sensación de volver a sentir el dolor y la angustia de ser torturado.Derek despertó sobresaltad
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Capítulo 12: ¡¡Tú no eres un hombre!!
La tensión en la mansión de Derek era palpable y lo que a Ava ponía más nerviosa era el hecho de estar siendo totalmente ignorada por los demás y ver como la secretaria de su esposo había tomado el mando de todo en su ausencia.Desde que el tío de Derek había llegado en la mansión acompañado de Hannah Olsen, su hermana y madre de Heidy, todo había ido a peor. Todos se habían encerrado en el despacho para discutir la situación de Derek y a ella la habían dejado fuera tratándola con desprecio, ignorando completamente su existencia.Ava tenía el corazón en la mano por su esposo y se sentía terriblemente culpable por aquella situación. Ella sujetaba su teléfono móvil pensando en si debería o no llamar a su madre, porque estaba segura de que la jueza Alice Johnson podría sacar a Derek del calabozo, pero entonces su familia se enteraría de que su matrimonio no iba de maravilla y ella no quería darles esa preocupación, sobre todo después de haber recibido tantas ad
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Capítulo 13: La próxima vez que pase… lo mato.
Derek estaba acostado boca arriba en la cama de una celda especial a donde lo habían llevado por ser una persona importante, aunque él hubiese preferido que lo dejasen encerrado con los demás para descargar toda su ira contra alguien. Mientras miraba el techo Derek intentaba reprimir los recuerdos de su pasado, aquellas memorias que él quería apartadas de su cabeza. No soportaba estar encerrado porque lo único que podía hacer era pensar o escuchar como sus demonios se apoderaban de su ser.Derek intentó hacer ejercicios, hasta había llegado a perder la cuenta de cuantas flexiones había hecho y aun así sentía que no habían sido suficientes para dejarlo lo exhausto, así que dormir tampoco era una opción en aquel momento y lo peor es que cuanto más su cabeza daba vueltas, más pensaba en Ava. Su esposa se había convertido en su tormento personal y todos los sentimientos que ella provocaba en él eran algo que no era capaz de reprimir. —AYAK. –Murmuró una voz tan bajo que Derek casi no la
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Capítulo 13: La próxima vez que pase… lo mato.
Derek estaba acostado boca arriba en la cama de una celda especial a donde lo habían llevado por ser una persona importante, aunque él hubiese preferido que lo dejasen encerrado con los demás para descargar toda su ira contra alguien. Mientras miraba el techo Derek intentaba reprimir los recuerdos de su pasado, aquellas memorias que él quería apartadas de su cabeza. No soportaba estar encerrado porque lo único que podía hacer era pensar o escuchar como sus demonios se apoderaban de su ser.Derek intentó hacer ejercicios, hasta había llegado a perder la cuenta de cuantas flexiones había hecho y aun así sentía que no habían sido suficientes para dejarlo lo exhausto, así que dormir tampoco era una opción en aquel momento y lo peor es que cuanto más su cabeza daba vueltas, más pensaba en Ava. Su esposa se había convertido en su tormento personal y todos los sentimientos que ella provocaba en él eran algo que no era capaz de reprimir. —AYAK. –Murmuró una voz tan bajo que Derek casi no la
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Capítulo 14: Una moneda.
Días después la pareja de recién casados tuvo que regresar a Griffin para pasar un fin de semana familiar con los Hoffman, algo que a Derek lo tenía bastante preocupado por el hecho de que evitaba compartir la habitación con Ava desde que se habían casado, pero en casa de sus suegros tendrían que dormir en la misma cama.Derek había pasado una semana entera intentando explicarle a Vera porque no podía llevar a su secretaria a una reunión familiar. Su amante estaba histérica preocupada por el mismo motivo que él, pero Derek ya había pensado en la forma de compartir habitación con su esposa sin tener que consumar su matrimonio o por lo menos eso era lo que esperaba.Después de pensar en como escapar de sus obligaciones Derek pasó a la parte más difícil, soporta a los Hoffman.Derek estaba sentado en una enorme mesa en el jardín donde estaban sirviendo la comida. Desde donde estaba podía ver a su suegro sonriente cerca de la barbacoa y a su lado estaban dos de los hermanos de su esposa,
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Capítulo 15: ¿Quieres que siga?
Derek estaba de pie al lado de la ventana sujetando una jeringuilla en la mano que estaba preparada con una pequeña dosis de calmante. Ava estaba en la ducha y él se encontraba ansioso porque iban a pasar la noche juntos, y después de lo que había pasado en el lago no quería arriesgarse a tenerla despierta a su lado con ganas de guerra. Él puedo escuchar el exacto momento en el que Ava cerró el agua de la ducha, entonces se puso al lado de la puerta del baño para esperarla salir. —Derek creo que esta noche finalmente… ¡Auuch! — Jadeó Ava al sentir un pinchazo en su nuca. —Derek… —Murmuró antes de caer en los brazos de su esposo todavía envuelta en una toalla. Derek la cargó en sus brazos hasta la cama, la acomodó y después se sentó en una silla delante de ella para observarla. La piel de Ava brillaba todavía un poco húmeda y la pequeña toalla que escondía los detalles de su cuerpo, que eran un verdadero misterio para Derek, la convertían en su peor enemiga porque en aquel instante
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Capítulo 16: ¡¡AVA DETENTE!!
—No sé cómo aguantas mantener un matrimonio con un hombre que pasa la mayor parte del tiempo huyendo de ti. —Rezongó Tobías, el mejor amigo de Ava, mientras hablaba por teléfono con ella. — ¿De verdad te estuvo evitando en casa de tus padres? —En el último día sí, después de lo que pasó… —De cómo le dejaste con las ganas. —Se río Toby. —Bueno, sí. Después de eso me estuvo evitando y el domingo tuvimos que regresar antes a casa porque supuestamente tenía problemas en la destilería, pero algo me dice que solo era una excusa para no tener que estar conmigo todo el tiempo. —Se quejó Ava mirando el hermoso vestido rojo que Derek había enviado para ella. Se acercaba una gala donde serían premiados los empresarios del año y su esposo quería verla con ese vestido puesto o eso era lo que había puesto en una nota que llegó con el vestido, porque Derek había viajado otra vez con su secretaria por trabajo y llevaba una semana fuera. —Y ahora te envía un vestido carísimo diseñado exclusivamen
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Capítulo 17:El bizcocho es mío.
Derek manejaba a toda velocidad y no tardó en darse cuenta de que su esposa no tenía apenas el talento de la audacia, sino que también era una buena conductora, ya que claramente había volado en la carretera con su Ferrari porque no quedaba ni rastro de ella en la carretera. Entonces llamó a Reich que sí podía saber dónde se había metido su esposa. –¡¿Señor?! –Contestó Reich a la llamada. –¡Reich mira el rastreador de mi Ferrari y dime ahora mismo donde está esa loca! –¡Sí señor! –Respondió Reich rápidamente. –Se está dirigiendo al centro de la ciudad señor. –¡¡Maldit* mestiza, ¿qué estará pensando en hacer?! –Gruñó con rabia porque de su esposa desobediente ya esperaba lo peor. –Seguramente volverle loco, jefe. –Bromeó Reich y Derek resopló con fastidio. –¡¡No estoy para bromas Reich, estoy cansado de esa mujer tan rebelde!! –Escupió Derek molesto. –¡¡Está estropeando todos mis planes con ese carácter que tiene!! –¡Pues jefe ahora mismo esa rebelde está en un club en el centro
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Capítulo 18: Una cruz.
Derek tenía la cara metida en el ordenador buscando en su trabajo la forma de escapar de los recuerdos de su noche de desenfreno con Ava, con la única mujer que había logrado volverle loco. Pensar en cualquier cosa que no fuera su esposa era la única salida que encontraba Derek para no buscarla y poseerla otra vez y trabajar era lo que mejor se le daba. Él había conseguido terminar el proyecto del nuevo centro de ayuda para la fundación de los Hoffman en Nueva York y después de lograr captar la atención de su querida suegra con aquella idea, también había logrado convencerla de apoyar a su tío Dennis en su campaña electoral. Derek estaba muy cerca de tener la total confianza de Alice y una vez que logrará ese objetivo solo quedaría dar el segundo paso en su plan de destruir a los Hoffman, pero después de haber probado el cuerpo de su esposa, de sentir aquellas curvas perfectas en sus manos, escucharla gemir mientras la penetraba y lo peor, sentir con ella una conexión que jamás habí
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