Los dos se separaron, la mirada de él estaba llena de deseo y agresividad. Amanda sintió peligro en esta. Pero, pronto, el deseo en los ojos de Jorge desapareció por completo, como si nunca hubiera estado allí.—Bajemos, la fiesta ya está por comenzar.Amanda intentó calmarse. Jorge salió del auto y, con toda la caballerosidad del mundo, le abrió la puerta. Subieron al crucero y mostraron las invitaciones. Inmediatamente, varias personas se acercaron a saludar a Jorge, y notaron a Amanda a su lado.—Señor Toledano, ¿quién es su acompañante?—Mucho gusto, me llamo Amanda, tengo un estudio de diseño de ropa. Aquí está mi tarjeta de presentación —dijo Amanda apresuradamente, aprovechando para promocionarse.Sin embargo, cuando sacó la tarjeta, le pareció inapropiado y lanzó una mirada a Jorge, temiendo que se molestara.—Señor Antonio, recuerde pasaras y echarle una mano al negocio de ella.—Por supuesto, que si —respondió el hombre.Amanda, al escucharlo, suspiró aliviada y se mostró más
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