Joseph, mi pasante, se encuentra completamente desnudo, tiene un cuerpo realmente perfecto, como el de un deportista y yo nunca lo había notado. Su cabello rubio ceniza y ojos oscuros se abren desmesurados al verme, y los míos al ver su, increíble... amigo, que, por supuesto, se muestra potente y majestuoso. ¡No sé por qué diantres pensé que ya tendría que haber vuelto a su estado normal!Levanto la mirada, hace calor, mucho calor, sobre todo porque siento el cuerpo de Aramis detrás del mío y escucho lo que susurra a mi oído.— Me hubiese encantado tenerte así en este momento — ¡Oh por Dios! ¿Cómo puede ponerme así de caliente con sus palabras y un solo roce cuando acaba de decirme que no soy más importante que alguna de todas esas chicas que se folla contra la pared del balcón de su casa?Vuelvo a recorrer el cuerpo del Joseph, que se encuentra con los brazos extendidos y atados contra los barrotes de la cama co
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