En ese punto de la tarde, Alessandro, Nicole y Thiago aún siguen en la piscina. Thiago, aferrado al cuello de Alessandro, ríe sin parar, salpicando agua a su alrededor. Alessandro sonríe con gran felicidad, como si el mundo entero fuera suyo en este preciso momento. —¡Vamos, campeón! Sigue moviendo los pies, lo estás haciendo genial, — dice con una sonrisa amplia. Thiago, emocionado por la atención de Alessandro, patalea con más fuerza, levantando más agua de lo necesario. La risa genuina del niño llena el espacio, como una melodía que envuelve a todos los adultos. —¡Mira, mamá! ¡Estoy nadando como tú! — Thiago grita, volteándose hacia Nicole con orgullo. —Lo estás haciendo muy bien, mi amor, —responde con voz suave y cariñosa. Nadando hacia él, se acerca lo suficiente como para besar a Thiago en la frente. Mientras tanto, en una de las tumbonas cerca de la piscina, Thalia está recostada, con unas gafas oscuras. Su mirada se desvía hacia la piscina de vez en cuando, observando a
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