"Me gusta abrazarte, perderme en tu aroma, poder encontrar en tus ojos el cielo
Donatella se encuentra sentada en una de las elegantes sillas de su comedor. Sobre la mesa, un desayuno perfectamente dispuesto para ella. La mujer bebe de su taza de porcelana mientras su rostro, sereno, refleja la tranquilidad que no siente.Frente a ella, su abogado de confianza hojea unos papeles en silencio. Él levanta la vista solo cuando Donatella deja la taza sobre el plato con un suave tintineo y, sin rodeos, le da la instrucción que lo ha traído aquí esa mañana.—Quiero que procedas con la orden de detención—dice con total calma.El abogado la mira, evidentemente sorprendido por la petición. Había oído algo sobre la situación entre Nicole y Alessandro por boca de Juliet, pero nunca imaginó que Donatella recurriría a medidas tan drásticas. Carraspeando un poco, el hombre limpia su garganta antes de hablar, intentando mantener la neutralidad en su tono.—Señora Bianchi, solo para aclarar, la orden de alejamiento fue impuesta hace tiempo. Alessandro mismo fue quien la solicitó.
Alessandro camina hacia la parte más alejada del yate, alejándose del bullicio del grupo para concentrarse en la conversación con Mateo.—Según mis contactos, Francesco Da Silva se suicidó poco después de la pérdida de su compañía. Al parecer, las deudas y las presiones por perder la empresa lo llevaron a un callejón sin salida.Alessandro permanece en silencio por un momento, procesando la información. La existencia de Francesco Da Silva había sido una figura más que debía quitar en su ascenso a su posición actual. Y si bien es cierto, que todo lo relacionado con su empresa, lo manejo únicamente como un trato comercial, el saber que el hombre al final había acabado con su vida debido a la pérdida de su empresa, le deja un mal sabor de boca y un peso en el pecho.—No sabía que había muerto, nunca salió ninguna noticia sobre ello— dice en tono pesado—. ¿Y su familia? —pregunta, con un leve tono de inquietud en su voz. Mateo toma un respiro antes de continuar.—Su familia cubrió toda l
—¿Crees que… Alessandro querrá ser mi papá?Nicole miente si dice que la pregunta no la golpea, dejándola sin palabras por un momento. Nicole siente que su corazón se encoge en su pecho al escuchar la duda y el anhelo en la voz de su hijo. No es la primera vez que Thiago habla con ella sobre el tema de los “padre” y también es estúpida si niega el saber que ese tema afecta a Thiago.Sabe que ella tiene la culpa, su egoísmo y miedo desde que Alessandro regresó solo la han hecho retrasar la conversación con Thiago, incluso ignorando el cómo ese retraso podría afectar en todos los sentidos las emociones de su hijo. Pero esa pregunta dicha con tanto sentimiento solo le marca la calle sin salida a la que su carrera la llevó.Nicole se queda en silencio un poco más, acariciando el cabello húmedo de Thiago, buscando las palabras correctas.—Cariño…—Prometo que me portaré bien, y no seré grosero — dice interrumpiendo las palabras de su madre. Uno de sus compañeros de clase tenía un papá que
El regreso a Milán es más apresurado de lo que a ellos les hubiera gustado. El cansancio los había alcanzado así que se despertaron tarde para el viaje de regreso. Alessandro ni está tan presionando por ese detalle, pero Nicole debe llegar al trabajo y Thiago a sus clases. Este último durmió todo el camino y apenas si tiene unos quince minutos despiertos.Al estar justo sobre la hora, Alessandro apenas si tiene tiempo de estacionar el auto.—Lo siento, llegamos tarde —se disculpa, deteniendo el coche frente a la entrada principal.—No pasa nada —responde Nicole con prisa, su mente ya anticipando el caos de la oficina. Girándose hacia el asiento trasero, sonríe con ternura al ver a Thiago, su pequeño todavía bosteza, medio adormilado—. Mi amor, pórtate bien en la escuela, ¿sí? Y hazle caso a papá.Inclinándose hacia él, le planta un beso en la frente. Thiago sonríe, aún medio dormido, y asiente.—Te quiero, mami —murmura, abrazando su mochila con los ojos cerrados.Nicole sonríe, y desp
La expresión de Donatella hace que su presencia se vea más aterradora de lo que es comúnmente. De pie frente a la ventana de su oficina, su expresión tensa y las manos cruzadas a la espalda, reflejan la rabia que intenta contener. Frente a ella, su jefe de medios habla por teléfono mientras intenta controlar los nervios que siente. Cuando la llamada termina ajusta sus gafas y aclara la garganta, sabiendo que las palabras que dirá no serán sino el detonante final de nula paciencia de Donatella.—Señora Donatella, hemos hecho todo lo posible para contener el daño —comienza, eligiendo sus palabras con sumo cuidado. —¿Estoy pidiéndote una excusa barata? —pregunta mientras su postura se tensa aún más—. Creo que no fui clara en mi orden ¿verdad? Quiero que todo esto desaparezca —dice sin retirar su mirada del ventanal—. No quiero ni una sola mención más de Alessandro o esa… mujer en los medios. ¿Ahora sí lo entiendes?—Pero la situación ya está fuera de control. Las fotos y la noticia se h
Nicole sigue en silencio unos segundos después de que Angelic abandona la oficina, todavía sintiendo el calor en sus mejillas y el nudo en su estómago. Respira hondo, intentando calmar su mente, pero el eco de las palabras de Rosangela aún resuena en su cabeza. "Voy a matarte, zorra..." Había sido una escena vergonzosa, peligrosa incluso. Al menos había terminado... o eso pensó.—Supongo que yo también debo retirarme —dice una voz detrás de ella.Nicole se gira rápidamente. George sigue allí, apoyado contra la pared cercana a la puerta, observándola con una un algo en su mirada que no logra entender que es. Nicole parpadea, sintiéndose torpe por haber olvidado su presencia.—Oh... George... —murmura, claramente avergonzada—. Gracias. Gracias por... bueno, por intervenir. No sé cómo hubiese terminado todo si no llegabas a intervenir.George sonríe levemente, pero su expresión esta vez Nicole no lo percibe como algo sincero, sino como un gesto frío, distante, como si sus pensamientos es
Alessandro toma una respiración profunda, mientras, sus ojos escaneando la multitud de cámaras y reporteros. El murmullo vuelve a hacerse presente, aunque ahora más expectante. Puede ver en aquellos hombres las ansias por obtener declaraciones exclusivas y titulares explosivos, y sabe también que uno de ellos espera a que él cometa un error en sus palabras para así explotarlas.—Buenos días a todos —dice, su voz tan llena de la misma seguridad que muestra en su postura erguida, misma que lo hace sobresalir aun desde su posición tras la mesa. Deja que su voz resuene en la sala, calmando un poco la atmósfera—. Agradezco que hayan asistido hoy.Un leve silencio cae sobre el salón mientras los reporteros se preparan para tomar notas. Las cámaras parpadean incesantemente, capturando cada gesto, cada expresión en su rostro. Alessandro sigue manteniendo su postura erguida, controlando cada palabra que sale de su boca.—Sé que ha habido mucha especulación en los últimos días sobre mi vida pri
Sentada tras su imponente escritorio la mirada de Donatella se encuentra fija en su computador. Presta atención a cada palabra, cada gesto, la mirada fría y calculadora de su hijo la hace sentir orgullo. Pero, cuando Alessandro menciona que su relación con Rosangela ha terminado y que Nicole es su pareja actual, su rostro se endurece. La rabia crece en su pecho. ¿Cómo se atreve a aceptar a esa mujer públicamente?La pregunta sobre Thiago la hace tensarse, gesto que se maximiza cuando las palabras de Alessandro dejan en claro que está reconociendo a Thiago, su rostro se endurece aún más. El vaso de whiskey tiembla en su mano, y su puño se aprieta con fuerza, revelando su creciente frustración. Su mente en ese momento solo puede pensar en las repercusiones de esas palabras.Tras apagar la pantalla, la puerta de su oficina se abre bruscamente.La imponente figura de Enzo se recorta contra la luz del pasillo a su espalda, y su presencia llena la habitación. Donatella lo mira, soltando un to