No puedo creer el carrusel de emociones que he estado viviendo estos ultimos días ¡Un millón de gracias a todos por ser parte de este bonito logro! gracias tambien a esas 5K de personas que apoyan mi trabajo, espero mejorar cada vez más y ofrecerles un mejor trabajo en cada nueva obra. ¡Un Millón!, no hay palabras suficientes para agradecerles.
La expresión de Donatella hace que su presencia se vea más aterradora de lo que es comúnmente. De pie frente a la ventana de su oficina, su expresión tensa y las manos cruzadas a la espalda, reflejan la rabia que intenta contener. Frente a ella, su jefe de medios habla por teléfono mientras intenta controlar los nervios que siente. Cuando la llamada termina ajusta sus gafas y aclara la garganta, sabiendo que las palabras que dirá no serán sino el detonante final de nula paciencia de Donatella.—Señora Donatella, hemos hecho todo lo posible para contener el daño —comienza, eligiendo sus palabras con sumo cuidado. —¿Estoy pidiéndote una excusa barata? —pregunta mientras su postura se tensa aún más—. Creo que no fui clara en mi orden ¿verdad? Quiero que todo esto desaparezca —dice sin retirar su mirada del ventanal—. No quiero ni una sola mención más de Alessandro o esa… mujer en los medios. ¿Ahora sí lo entiendes?—Pero la situación ya está fuera de control. Las fotos y la noticia se h
Nicole sigue en silencio unos segundos después de que Angelic abandona la oficina, todavía sintiendo el calor en sus mejillas y el nudo en su estómago. Respira hondo, intentando calmar su mente, pero el eco de las palabras de Rosangela aún resuena en su cabeza. "Voy a matarte, zorra..." Había sido una escena vergonzosa, peligrosa incluso. Al menos había terminado... o eso pensó.—Supongo que yo también debo retirarme —dice una voz detrás de ella.Nicole se gira rápidamente. George sigue allí, apoyado contra la pared cercana a la puerta, observándola con una un algo en su mirada que no logra entender que es. Nicole parpadea, sintiéndose torpe por haber olvidado su presencia.—Oh... George... —murmura, claramente avergonzada—. Gracias. Gracias por... bueno, por intervenir. No sé cómo hubiese terminado todo si no llegabas a intervenir.George sonríe levemente, pero su expresión esta vez Nicole no lo percibe como algo sincero, sino como un gesto frío, distante, como si sus pensamientos es
Alessandro toma una respiración profunda, mientras, sus ojos escaneando la multitud de cámaras y reporteros. El murmullo vuelve a hacerse presente, aunque ahora más expectante. Puede ver en aquellos hombres las ansias por obtener declaraciones exclusivas y titulares explosivos, y sabe también que uno de ellos espera a que él cometa un error en sus palabras para así explotarlas.—Buenos días a todos —dice, su voz tan llena de la misma seguridad que muestra en su postura erguida, misma que lo hace sobresalir aun desde su posición tras la mesa. Deja que su voz resuene en la sala, calmando un poco la atmósfera—. Agradezco que hayan asistido hoy.Un leve silencio cae sobre el salón mientras los reporteros se preparan para tomar notas. Las cámaras parpadean incesantemente, capturando cada gesto, cada expresión en su rostro. Alessandro sigue manteniendo su postura erguida, controlando cada palabra que sale de su boca.—Sé que ha habido mucha especulación en los últimos días sobre mi vida pri
Sentada tras su imponente escritorio la mirada de Donatella se encuentra fija en su computador. Presta atención a cada palabra, cada gesto, la mirada fría y calculadora de su hijo la hace sentir orgullo. Pero, cuando Alessandro menciona que su relación con Rosangela ha terminado y que Nicole es su pareja actual, su rostro se endurece. La rabia crece en su pecho. ¿Cómo se atreve a aceptar a esa mujer públicamente?La pregunta sobre Thiago la hace tensarse, gesto que se maximiza cuando las palabras de Alessandro dejan en claro que está reconociendo a Thiago, su rostro se endurece aún más. El vaso de whiskey tiembla en su mano, y su puño se aprieta con fuerza, revelando su creciente frustración. Su mente en ese momento solo puede pensar en las repercusiones de esas palabras.Tras apagar la pantalla, la puerta de su oficina se abre bruscamente.La imponente figura de Enzo se recorta contra la luz del pasillo a su espalda, y su presencia llena la habitación. Donatella lo mira, soltando un to
Nicole sale de la oficina de Angelic con la cabeza llena de pensamientos, todavía procesando la rueda de prensa de Alessandro. El revuelo que ha generado la noticia no la sorprende, no es tan ingenua, pero lo que sí la inquieta es el modo en que esta afectará su vida. Aunque es consciente de los cuchicheos a su paso, no quiere prestarle atención, lo que es un poco más complicado de ignorar son las miradas que se clavan en ella. Sabe que lo que en un principio pudo ser mera curiosidad por su vida personal ahora es un hervidero de comentarios maliciosos, aunque así, mantiene la cabeza en alto mientras camina. Nicole respira hondo y se repite que no tiene que justificarse ante nadie. De cualquier manera, tiene algo más en mente. Necesita hablar con George y disculparse. Tal vez lo suyo no tuvo futuro, pero siente que él merece recibir una explicación, tal vez por eso fueron sus palabras de hace una hora, solo su orgullo herido, y eso lo puede entender. Al llegar a la puerta de la ofi
Angelic suelta un suspiro bajo, mirando la puerta cerrada tras la salida de Nicole. Sacudiéndose los pensamientos de todo el desastre de esa mañana, prefiere enfocarse en lo que realmente debe: los informes que debe revisar para la reunión de la tarde. Todavía tiene mucho que hacer y no quiere distraerse.Ajustando sus gafas comienza a leer los números presente en los informesm. Al principio, todo parece estar en orden, pero cuanto más avanza, algo comienza a hacer ruido en su mente. Los números no encajan del todo, hay algo fuera de lugar. Angelic frunce el ceño, pasando las páginas con más detenimiento. Las cifras de costos en marketing parecen inconsistentes."Esto no tiene sentido", piensa, su mirada cada vez más fija en las cifras. No es común que algo tan importante pase desapercibido en un primer vistazo, pero aquí está, notando algo que se le escapó a Nicole o, lo que sería peor, algo que Nicole decidió no mencionar.Decide no dejarlo pasar. Angelic estira la mano hacia el int
Nicole se levanta de su escritorio tras guardar las carpetas de documentos y apagar el monitor. tomando su bolso observa la hora en el reloj de la pared, faltan diez minutos para el mediodía, llegará justa de tiempo para su almuerzo con Alessandro.Mientras ajusta su abrigo, un suave toque en la puerta llama su atención.—Adelante —responde, mientras termina de arreglar sus cosas.La puerta se abre lentamente, y Angelic entra con una expresión seria, apretando la carpeta que le entregó hace tres horas. A diferencia de su comportamiento de siempre, en ese momento sus pasos son medidos, y su mirada no se aparta de Nicole. Inmediatamente, la incomodidad se instala entre ellas.—Angelic... —Nicole frunce el ceño, tratando de leer la situación—. ¿Qué pasa?Angelic se detiene frente al escritorio y, en lugar de responder, coloca los documentos sobre la superficie con un movimiento casi mecánico. El silencio que se ha formado entre ambas es denso, y Nicole siente que algo anda mal. Muy mal.—
Alessandro mira los documentos que Angelic le ha extendido. La toma de forma un tanto brusca y al abrirlas comienza a revisarlos. Al principio, sus ojos se mueven rápidamente, como si solo buscara algo que pudiera refutar las acusaciones. Pero pronto, su mirada se vuelve más y más fija. Los números no cuadran. Hay discrepancias, movimientos extraños que ni siquiera él, con su experiencia, puede explicar a simple vista. El sudor frío recorre su espalda al darse cuenta de que algo en todo esto es muy real, aunque no entiende cómo.No queriendo ver de aquello, tira las carpetas sobre el escritorio con fuerza, los papeles esparciéndose por la superficie. —Retira los cargos —ordena, su voz baja y firme, la rabia palpable en cada palabra—. Yo me encargaré de cubrir lo que falte.Angelic lo observa, sus labios apretados en una fina línea. Su compostura de mujer de negocios imperturbable comienza a resquebrajarse. —Sabes que no puedo hacer eso, Alessandro. Hay protocolos que seguir. Una vez