Sentada tras su escritorio, Donatella sostiene un vaso de whiskey en la mano. Su mirada permanece fija en el ventanal, perdida en sus propios pensamientos, su postura sugiere que no hay descanso en su mente. El teléfono sobre el escritorio vibra y suena, rompiendo el silencio del despacho.Llevando el vaso a sus labios, toma un pequeño sorbo, y solo hasta entonces contesta con un gesto mecánico, sin apartar la vista del cristal.—¿Qué sucede? —pregunta con voz baja, pero que no por eso deja de ser autoritaria.La respuesta al otro lado de la línea es clara. El informe le llega en cuestión de segundos: Nicole ha sido detenida, y las acusaciones que enfrenta no son cosa menor.—¿De qué estamos hablando? —pregunta con genuino interés. La respuesta no tarda en llegar, y no puede evitar sorprenderse ante la respuesta —. ¿Desfalco? — Pregunta, su voz ahora bañada en sorpresa. Eso no suena como algo que pueda ser hecho con ella. Donatella guarda silencio por unos instantes, escuchando con a
Camie estaciona su auto frente a la escuela de Thiago, viendo su reloj nota que aún faltan quince minutos para que comience la salida. Mientras espera, deja que su mente vague un poco. Todavía no puede creer todo lo que está ocurriendo, y por un momento se cuestiona si lo que está pasando, no tendrá algo que ver con los mensajes amenazante que Nicole lleva semanas recibiendo. Ella sabe que Alessandro contrato los servicios de Mateo y su equipo, y aunque por respeto, no ha preguntado nada más allá de lo necesario para saber que su mejor amiga estaba segura, tal vez debería hablar con él sobre ese tema cuando legue a la casa.El sonido del timbre le saca de su pensamiento, dejando salir un suspiro, intenta sacarse de la mente la mala vibra que siente, al menos mientras esté con Thiago. El nuevo toque de la campana de la escuela la hace bajar del auto, ve a los pequeños ir con sus padre, y cuando ella se acerca a la entrada, saluda a la maestra y poco después, ve a Thiago salir corriendo
Cuando las puertas del área de retención se abren, Nicole sale lentamente, sus hombros caídos y su mirada momentáneamente vacía. El agotamiento emocional la está consumiendo, pero en cuanto sus ojos se encuentran con Alessandro, algo dentro de ella se rompe. Él está de pie al otro lado del pasillo, esperándola, y aunque su expresión intenta ser serena, el nerviosismo se refleja en la manera en que aprieta sus puños y mantiene la mandíbula tensa.Sin pensarlo, Nicole avanza hacia él, sus pasos primeros lentos, terminan volviéndose rápidos y urgentes. Alessandro, al verla acercarse, da un par de pasos hacia adelante, pero es ella quien rompe la distancia al correr a sus brazos. En cuanto llega a él, se lanza a sus brazos sin decir una palabra, rodeándolo con fuerza, como si el simple hecho de tocarlo pudiera hacer desaparecer la pesadilla en la que se encuentra. Durante un instante, Alessandro no sabe qué hacer, pero luego, sus brazos la envuelven con firmeza. Siente cómo su cuerpo tiem
Sentada en el sofá de la sala, Rosangela bebe su copa de vino en un solo trago. Su mirada perdida en el cuadro que muestra a su padre frente a ella. Todo el escándalo de ese día, no ha hecho sino volverse una bola de nieve que amenaza con aplastarla. "Todo esto no debería estar pasando", piensa, apretando los labios con frustración.Si mira se desvía un momento a su celular, este brilla en la mesa anunciando otra llamada. A ese punto tuvo que silenciarlo totalmente, al mismo tiempo que desconecto el teléfono de la casa, ya que las llamadas de sus padres no paraban. El suave pero insistente sonido del timbre la saca de su ensimismamiento. Suspira, dejando la copa de vino sobre la mesa de cristal frente a ella, y se pone de pie. No hace falta que intente saber de quién se trata, en ese punto solo puede ser una persona.George aparece en el umbral de la sala momentos después. Su figura alta y segura de sí misma llena el espacio, y su expresión cínica brilla más que nunca en su rostro, lo
La casa de Alessandro está sumida en un silencio tenso, roto solo por las voces apagadas del equipo de seguridad que se mueve de un lado a otro. Los hombres de Mateo y Leonardo han tomado el control de la situación. Varios de ellos están repartidos por la propiedad, asegurando cada rincón mientras las luces de las patrullas destellan desde la entrada. Todo está en marcha para encontrar a Thiago, pero para Nicole, nada de eso parece suficiente.Nicole está sentada en el enorme sofá del salón, con la mirada perdida y los ojos hinchados por el llanto. Sus manos tiemblan, y su respiración es irregular. No puede pensar, no puede concentrarse en nada más que en el rostro de su hijo risueño y adormilado de Thiago cuando se despidió de él en el auto por la mañana. Todo en su interior finalmente ha terminado de romperse, y no hay nada que pueda hacer para detener esa sensación.Bianca se acerca con una taza de té entre las manos, su rostro lleno de compasión y preocupación al igual que todos l
Angelic se sienta frente a la computadora de Nicole, su ceño se encuentra fruncido mientras revisa los documentos uno por uno. Aunque las pruebas parecen apuntar hacia ella, Angelic no puede sacudirse la sensación de que hay algo más. Conoce a Nicole lo suficiente como para dudar de su culpabilidad, por mucho que los informes indiquen lo contrario, y por mucho que sus acciones la hagan parecer que no cree en ella.La reunión con los inversores terminó hace una hora, y como esperaba, ninguno de ellos se encuentra contento por lo ocurrido con el presupuesto, joder, si ella misma no hubiese mandado a detener a Nicole horas atrás, esos hombres hubiesen procedido con acciones peores gracias a sus influencias. Mientras sea la empresa quien maneje el proceso de la denuncia, ella tiene un poco más de tiempo para buscar una prueba de la inocencia de Nicole.Desliza el puntero por la pantalla, abriendo otro archivo, esta vez uno de las transacciones más recientes. Sus ojos recorren las cifras y
—Veo que la justicia sigue estando del lado del que pueda pagarla —dice una vez que su risa se corta—. Dime algo Nicole, ¿crees qué que alguien con tus cargos estaría libre en este momento si no estuviera el apellido Bianchi involucrado? —¡¿Dónde está mi hijo, maldito bastardo?! — Alessandro no da tiempo a que Nicole responda.—¿Thiago? —pregunta como si desconociera de que le hablan —. Él está bien…por ahora.Nicole tapa su boca ahogando un gemido. Mientras, la rabia de Alessandro brota de golpe, como una marea imparable. Su mirada se oscurece mientras aprieta con fuerza el teléfono en su mano.—¡Si le haces daño a mi hijo, juro que te vas a arrepentir! —grita, su voz resonando con una intensidad que estremece a todos los presentes—. Te va faltar mundo para poder esconderte.Pero solo una risa grave es su primera respuesta.—Dime algo Alessandro ¿te has dado cuenta de quién tiene realmente el control ahora? —dice con un tono arrogante y satisfecho.George no dice nada más, pero lo n
En casa de Alessandro, el aire es pesado de respirar. Las patrullas policiales estacionadas en la entrada son el primer indicio de que algo muy grave está ocurriendo. Enzo, al llegar y aparcar su auto, las nota de inmediato, y su corazón se acelera con una mezcla de preocupación y rabia. No puede creer que las cosas se salieran de control tan rápido. Apenas ayer estaban todos juntos compartiendo y riendoAl bajar del auto y caminar hacia la entrada, sus pasos se vuelven cada vez más rápidos. El silencio de la casa contrasta con la evidente agitación que se respira. Abre la puerta y, al entrar, ve a Thalia sentada en el sofá, su rostro marcado por la preocupación y el cansancio. En cuanto lo ve, ella corre hacia él, envolviéndolo en un fuerte abrazo.—Nonno —susurra, su voz temblorosa mientras lo sostiene por unos segundos. Enzo la sostiene también, con la fuerza y seguridad que sabe ella necesita sentir.—¿Cómo están las cosas? —pregunta, tratando de mantener la calma, aunque por dent