Angelic se sienta frente a la computadora de Nicole, su ceño se encuentra fruncido mientras revisa los documentos uno por uno. Aunque las pruebas parecen apuntar hacia ella, Angelic no puede sacudirse la sensación de que hay algo más. Conoce a Nicole lo suficiente como para dudar de su culpabilidad, por mucho que los informes indiquen lo contrario, y por mucho que sus acciones la hagan parecer que no cree en ella.La reunión con los inversores terminó hace una hora, y como esperaba, ninguno de ellos se encuentra contento por lo ocurrido con el presupuesto, joder, si ella misma no hubiese mandado a detener a Nicole horas atrás, esos hombres hubiesen procedido con acciones peores gracias a sus influencias. Mientras sea la empresa quien maneje el proceso de la denuncia, ella tiene un poco más de tiempo para buscar una prueba de la inocencia de Nicole.Desliza el puntero por la pantalla, abriendo otro archivo, esta vez uno de las transacciones más recientes. Sus ojos recorren las cifras y
—Veo que la justicia sigue estando del lado del que pueda pagarla —dice una vez que su risa se corta—. Dime algo Nicole, ¿crees qué que alguien con tus cargos estaría libre en este momento si no estuviera el apellido Bianchi involucrado? —¡¿Dónde está mi hijo, maldito bastardo?! — Alessandro no da tiempo a que Nicole responda.—¿Thiago? —pregunta como si desconociera de que le hablan —. Él está bien…por ahora.Nicole tapa su boca ahogando un gemido. Mientras, la rabia de Alessandro brota de golpe, como una marea imparable. Su mirada se oscurece mientras aprieta con fuerza el teléfono en su mano.—¡Si le haces daño a mi hijo, juro que te vas a arrepentir! —grita, su voz resonando con una intensidad que estremece a todos los presentes—. Te va faltar mundo para poder esconderte.Pero solo una risa grave es su primera respuesta.—Dime algo Alessandro ¿te has dado cuenta de quién tiene realmente el control ahora? —dice con un tono arrogante y satisfecho.George no dice nada más, pero lo n
En casa de Alessandro, el aire es pesado de respirar. Las patrullas policiales estacionadas en la entrada son el primer indicio de que algo muy grave está ocurriendo. Enzo, al llegar y aparcar su auto, las nota de inmediato, y su corazón se acelera con una mezcla de preocupación y rabia. No puede creer que las cosas se salieran de control tan rápido. Apenas ayer estaban todos juntos compartiendo y riendoAl bajar del auto y caminar hacia la entrada, sus pasos se vuelven cada vez más rápidos. El silencio de la casa contrasta con la evidente agitación que se respira. Abre la puerta y, al entrar, ve a Thalia sentada en el sofá, su rostro marcado por la preocupación y el cansancio. En cuanto lo ve, ella corre hacia él, envolviéndolo en un fuerte abrazo.—Nonno —susurra, su voz temblorosa mientras lo sostiene por unos segundos. Enzo la sostiene también, con la fuerza y seguridad que sabe ella necesita sentir.—¿Cómo están las cosas? —pregunta, tratando de mantener la calma, aunque por dent
Fuera de la habitación, Enzo se mantiene de pie, su semblante grave y preocupado. Ha estado esperando, sin atreverse a interrumpir el momento de Alessandro y Nicole, consciente de la fragilidad del momento que ambos están viviendo. Su mente, sin embargo, está en otro lugar, calculando posibles movimientos, estrategias, cualquier cosa que pueda ayudar a su nieto.El sonido de pasos rápidos subiendo las escaleras lo saca de sus pensamientos. Enzo levanta la mirada y nota a un hombre que se acerca con paso firme, vestido de manera similar a Leonardo. Su andar es seguro y presuroso, al llegar frente a él, le dedica un breve saludo respetuoso antes de dirigirse a la puerta de la habitación. Enzo apenas tiene tiempo de reaccionar antes de que el hombre toque con rapidez, y su gesto le indica que trae noticias.La puerta se abre al instante, y Alessandro aparece, aún con el rostro marcado por el reciente llanto. El hombre le entrega la información sin preámbulos.—Alessandro, logramos establ
Después de dos días sin recibir ninguna noticia sobre Thiago, dentro de la casa de Alessandro todos se encuentran desesperados. Cada segundo que pasa parece aumentar el peso que todos llevan en sus hombros. Alessandro apenas ha dormido, y esas dos noches han sido interminables para Nicole, quien se mueve por la casa en un estado de shock constante. Después de la llamada de Alessandro con Emma Da Silva, este le contó a Nicole toda la verdad sobre George y su conexión con Francesco Da Silva. A pesar de los detalles que le dio, ella sigue sin entender por qué George querría hacerles daño. Ellos nada tienen que ver con la decisión tomada por el hombre de acabar con su vida.La casa se mantiene casi totalmente quieta, excepto por los pasos inquietos de, Leonardo, Mateo, Mario y Xavi quienes trabajan incansablemente para encontrar una pista que los lleve hasta Thiago. Aunque no lo quieran, la desesperación ha empezado a mermar la esperanza, y cada mirada intercambiada está llena de impotenc
Si alguno de ellos dice que había logrado dormir, estarían mintiendo. El amanecer apenas comienza a iluminar la casa, pero el agotamiento es evidente en cada rostro. Nadie ha podido conciliar más de diez minutos; las horas transcurren entre suspiros, miradas fijas en el teléfono, y un constante estado de tensión que los asfixia a todos. Nicole se encuentra sentada en el sofá, con las rodillas recogidas hacia su pecho, sus ojos enrojecidos e hinchados están irritados de tanto llorar. Alessandro camina por la sala, incapaz de quedarse quieto, su rostro es un mosaico de ira y desesperación.Thalia está en una esquina, su rostro apático, mientras, Enzo se mantiene de pie junto a la ventana, observando en silencio, cada tanto lanzando miradas de preocupación hacia Alessandro.El teléfono suena, rompiendo el silencio una vez. Todos se tensan. Alessandro, como un resorte, se abalanza hacia el aparato, llevándolo a su oído.—Que veloz…—la voz de George suena calmada, casi aburrida—. ¿Sabes? H
Es media tarde, y todos los ocupantes de la casa están con los nervios a flor de piel, esperando por el momento en que una llamada rompa con el ambiente. Es cerca de las cinco cuando el sonido del teléfono finalmente se hace presente. Todos reaccionan de inmediato, pero es Nicole quien, temblando, lo toma y se lo lleva al oído.—George —dice, intentando que su voz no tiemble, aunque por dentro sigue aterrada.—Ah, Nicole hermosa. Qué honor que seas nuevamente tú la que conteste esta vez—la forma en la que George habla, es la misma con la cual mantenían sus conversaciones casuales—. Te conozco muy bien. Dime algo ¿Te preguntas si todo esto es un mal sueño?Nicole lo escucha y cierra los ojos, controlando el impulso naciente de gritar y mandarlo a la mierda. Si fuera otra ocasión y situación, se permitiría perder los estribos y mandar al demonio la compostura, pero en ese momento, aún entre el miedo y el dolor sabe que necesita mantener la calma. Sabe que Thiago la necesita serena ahora
Xavi ajusta el último broche del chaleco antibalas sobre el torso de Nicole, quien permanece en silencio, con la mirada fija en la pared. A pesar del peso físico del chaleco, es el peso emocional lo que realmente está sobre sus hombros. Xavi, con tono profesional, le da una última indicación.—Lo mejor será que uses un suéter grueso que pueda disimular el chaleco bajo la ropa. No queremos que George o cualquier otra persona que pueda estar con él note que lo llevas —dice mientras da un paso atrás para observarla fijamente.Nicole asiente en silencio, sus manos temblorosas mientras se mueve y busca un suéter en el armario. Finalmente, encuentra uno de lana oscuro que cuelga pesadamente de sus manos mientras se lo pone. A medida que el suéter cubre el chaleco, su respiración se vuelve un poco más tranquila, pero su mente sigue llena de incertidumbre.Sin embargo, esa breve calma dura apenas unos segundos. La puerta de la habitación se abre lentamente, y Donatella entra con pasos suaves.