La cocina es un completo desastre. Harina, especias y restos de ingredientes cubren casi todas las superficies disponibles. Alessandro está de pie frente a la estufa, con una expresión de pura concentración, sosteniendo una cuchara de madera mientras intenta, torpemente, seguir las indicaciones de Bianca, quien lo observa desde un rincón con una mezcla de exasperación y resignación. El aroma a comida griega mezclado con las notas familiares de la lasaña, de Nicole, flota en el aire, aunque nada parece estar saliendo como él planeó.—Señor Alessandro, no, no así. ¡Va todo junto, no separado! —exclama Bianca, con los brazos cruzados, intentando mantener la calma mientras señala el caos frente a él.Alessandro frunce el ceño y, sin voltear, remueve con energía el contenido de una sartén que claramente está a punto de quemarse. Está empeñado en hacer que la cena sea perfecta, a pesar de que la cocina no es su fuerte. Baklava, musaka y lasaña, los platos favoritos de Nicole, son su objetivo
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