Aún sintiendo la tensión en su cuerpo después de la salida abrupta de Alessandro, Nicole se gira hacia Thiago para invitarlo a ver una película juntos, pero, al hacerlo, se da cuenta de algo más. Bianca y Xavi están de pie cerca de la puerta, observando con una mezcla de diversión y discreción ante la situación que acaba de desarrollarse. Un leve sonrojo se apodera del rostro de Nicole, sintiéndose un poco expuesta al haber sido vista en un momento tan íntimo.—Bianca —dice con voz calmada, tratando de ocultar su incomodidad—, ¿podría preparar unas cotufas para Thiago, por favor?Bianca sonríe de inmediato, siempre dispuesta a ayudar.—Claro, ahora mismo las preparo, señora —responde con un tono suave, pero dejando ver su posición ante el respeto con el cual esa última palabra es mencionada. Xavi, por su parte, se mantiene en silencio, observando a Thiago que, solo observa a su madre con sus ojitos muy abiertoNicole camina hasta Thiago, acariciando su cabello mientras vuelve a tomar
Alessandro entra en la oficina de Donatella sin molestarse en tocar la puerta o dejar que anuncien su llegada. El aire en la sala se vuelve pesado desde el primer segundo que entra en la oficina. Un grupo de socios, todos con expresiones impasibles, están sentados alrededor de la elegante mesa de conferencias, discutiendo algún tema que solo con su presencia alcanza para volverse trivial. Y es que cuando su presencia se impone en el espacio, todas las miradas se fijan en él.Donatella levanta la vista de sus documentos, su mirada severa se encuentra con la de Alessandro mientras se quita sus anteojos. Por un instante, el silencio es absoluto, y aunque mantiene su compostura, algo en su postura revela que esperaba su llegada, pero no que esta llegara de una forma tan abrupta.—¿Qué mierda crees que estás haciendo? —Alessandro deja que su tono cargado de rabia deje en claro que está, ignorando deliberadamente la presencia de los demás en la sala.—Señores, ¿podrían darnos un momento? —s
Al momento de entrar en su oficina, Donatella espera encontrar un momento de calma tras la tensa conversación que acaba de tener con Alessandro, pero contrario a ello, lo que encuentra al cruzar la puerta de su oficina es a su hija. Thalia está sentada en su escritorio, su postura relajada y sus ojos fijos en los documentos que reposan frente a ella. Donatella se detiene un momento, mirando a su hija con una mezcla de sorpresa y desagrado.—¿Qué haces aquí, Thalia? —pregunta con el tono gélido que tanto domina mientras cierra la puerta a sus espaldas.Thalia levanta la mirada lentamente, sin prisa. Se reclina en la silla con un aire de desafiante diversión mientras se cruza de brazos.—Te estaba esperando, mamá —responde con calma, aunque hay una ligera corriente de furia controlada en su voz.—¿Y exactamente sobre qué quieres hablar conmigo? — cuestiona mientras se acerca a su escritorio a paso calmo.—Bueno, yo solo…quiero saber hasta cuándo vas a seguir entrometiéndote y jodiendo l
Bianca entra en la habitación con una bandeja, la cual coloca en el escritorio. Sirviendo una taza a Nicole, se la entrega. Por su parte, esta sigue sentada en la cama, abrazándose a sí misma como si intentara contener el miedo que la consume. Camie está a su lado, tomando su mano, transmitiéndole un apoyo silencioso pero conciliador. Por su parte, Thalia se encuentra de pie cerca a la ventana, observa a Nicole con preocupación, sintiendo la angustia de la situación.—Bebe un poco, te ayudará a calmarte —son las palabras de Camie cuando Bianca acerca la taza de té frente a Nicole.Nicole la mira con ojos vidriosos y, con manos temblorosas, toma la taza para beber un poco.—Trate de calmarse un poco señora—Todo estará bien Nikky. No vamos a dejar que te pase nada, ni a ti ni a Thiago —susurra Camie, su voz suave busca de calmar a su mejor amiga, pero conoce a Thalia lo suficiente como para saber que eso no será fácil. Cuando Nicole se enfrasca en sus miedos, necesita un choque fuerte
Una vez que todos se han retirado Alessandro entra en la sala. La vista que lo recibe es agridulce: Thiago está sentado en el suelo, rodeado de sus legos, construyendo algo con total concentración. Nicole, a su lado en el sofá, trata de mantener una expresión tranquila, pero Alessandro nota el leve temblor que sigue presente en sus manos mientras observa al niño. Es un gesto sutil, pero suficiente para que él se dé cuenta de que, a pesar de sus intentos, el miedo sigue presente en ella.Aprovechando el momento de soledad, Alessandro camina hacia ellos con una sonrisa que intenta aliviar el ambiente. Al pasar junto a Thiago, se agacha un poco y lo despeina, gesto al cual Thiago suelta una queja divertida.—¡Alessandro, no! —protesta entre risas, apartando sus manos y volviendo a su construcción en construir un castillo.Alessandro le dedica una suave sonrisa, y luego se deja caer en el sofá junto a Nicole, sus cuerpos apenas rozándose. Al estar junto a ella, la tensión que se desprende
En la habitación de Nicole, la tenue luz del computador y de la lámpara de mesa baña su rostro, mientras el resto de la habitación permanece en sombras. El silencio es interrumpido únicamente por el suave sonido de las teclas de su computador y Thiago respirando profundamente en su cama, envuelto en sus mantas y completamente ajeno de todo.El sonido de la puerta abriéndose suavemente rompe el frágil silencio. Nicole levanta la vista y ve a Alessandro entrar con pasos medidos. En sus manos, sostiene dos tazas de chocolate caliente, y su presencia en la habitación trae consigo alivio.—Pensé que tal vez esto te ayudaría —dice, su voz baja para no despertar a Thiago, pero lo suficientemente clara como para que se entienda.Nicole cierra la laptop lentamente y le mira mientras él toma una silla y se sienta junto a ella, extendiéndole una de las tazas. El aroma del chocolate invade el espacio, y no puede sino agradecer ese pequeño gesto de normalidad. Aceptando, toma la taza con una peque
A esas primeras horas de sábado, los pasillos de NOVA, están desiertos. Las luces automáticas del pasillo se prenden a su paso lo cual permite que George se mueva con confianza hacia el interior de las oficinas. Ese fin de semana no habrá nadie cubriendo las guardias además de él, así que esa es la oportunidad perfecta.Al llegar a la puerta de la oficina de Nicole, se detiene un segundo para cerciorarse de que no hay nadie cerca. El silencio es absoluto. Con un movimiento rápido, introduce la tarjeta que robó del sistema de acceso de seguridad y la puerta se desbloquea con un suave clic.A estado en esa oficina cientos de veces en los últimos tres años, y aunque ella ha estado fuera los últimos días, todo se encuentra ordenado de una forma que se siente como si ella estuviera allí. Por un momento se maldice de que ella esté relacionada con Alessandro y con el trato que llevó a su familia a la quiebra, realmente le hubiera gustado que su interés por ella tuviera un futuro real.Sin per
El sol brilla intensamente sobre la piscina, reflejando destellos en el agua cristalina. Alessandro está dentro de la piscina sujetando con cuidado a Thiago, quien chapotea con entusiasmo mientras intenta aprender a nadar bajo la atenta supervisión de su padre. Alessandro le sostiene con firmeza, dándole indicaciones sobre cómo mover sus piernas y manos entre risas y palabras de ánimo al escucharlo decir que es cansado.—¡Vamos, Thiago! —le dice, sonriendo—. ¡Tú puedes!Thiago se muestra lleno de energía mientras patalea fuerte, emocionado por estar en el agua. Su risa resuena por el patio, haciendo que Alessandro se sienta más relajado de lo que ha estado nunca.Mientras tanto, en la cocina, Nicole y Thalia pueden escuchar las risas de Thiago y la voz de Alessandro mientras preparan el jugo para todos. El aroma fresco de los cítricos se mezcla con la brisa cálida que entra por la ventana.—Alessandro parece estar disfrutando mucho con la compañía de Thiago — Thalia deja salir su come