Me despierto más asustada que nunca, ese es el sentimiento que tengo hoy, miedo, no sé si pueda confiar en Leandro, lo creo capaz de dejarme plantada en el altar. Eso sí, sería una humillación que mi familia no me perdonaría, me encuentro en casa de mis padres por temas de tradición, no podemos vernos hasta hoy, cuando estemos en el altar, tengo náuseas, decido bajar al comedor para ver si puedo despejarme un poco. —¡Buenos días, hija! Justo iba a despertarte, ¿cómo te sientes? —¡Buenos días, madre! No pude dormir, tengo mucho miedo. —es normal, sentirse así, hija, pero debes estar tranquila, recuerda que ambos vienen de familias reconocidas, tienen valores similares, así que no te plantará… relájate, tu miedo viene de Luigui. Pero recuerda que no debes arrastrar cosas de tus relaciones pasadas, este es un nuevo capítulo, a partir de hoy comienza una nueva vida para ti y para Leandro, mejor come algo que no tardan en llegar los estilistas. —solo pude comer una manzana, ya que sentí
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