Los demás Valkyria que habían quedado fuera de la casa intentaron entrar mientras ésta se derrumbaba, pero no pudieron hacerlo. Por lo tanto, cuando finalmente toda la casa se desplomó, rodearon los escombros. El aire estaba impregnado de polvo, las piedras caídas formaban una montaña irregular que parecía haber engullido a Alister y Samira. El silencio era opresivo, roto solo por los gemidos graves de los lobos.—¡Alfa! ¡Alfa! —aullaban algunos, con sus garras arañando la tierra y los restos, removiendo con urgencia lo que podían, buscando entre la ruina. El instinto los empujaba a seguir, pero el temor los frenaba.—¡No está aquí! ¡No está! —gritó uno de ellos, al sacar de entre los escombros el cuerpo de Froilán, inerte y sin vida. Sin embargo, aquello no era consuelo, pues la verdadera preocupación era su líder, además de otros compañeros que habían logrado entrar a la casa para ayudar al Alfa.El caos de voces continuaba, cada lobo removía las piedras, empujaba y cavaba entre lo
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