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Todos los capítulos de Una Propuesta Millonaria: Capítulo 51 - Capítulo 60
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Capítulo 50. Peligro
— ¡Y por el amor de Dios Andrés, no te equivoques esta vez! – exige una Gretta malhumorada y celosa de Lea.— Descuida cariño, ya sé que hacer – refiere muy seguro de sí mismo al ver llegar el auto estilo limusina y bajarse a Damián junto a su padre — debo dejarte, va llegando el paquete – y cuelga.Andrés se encuentra rondando la residencia para saber exactamente el sitio donde se encuentra Lea, platica con su cómplice que es la chica llamada Sara (la que es su novia por cierto). Le indica la parte de atrás de la casa para que suba y verifique mientras no ve guardias armados por ninguna parte.“A veces los millonarios son mucho más descuidados que nosotros”, piensa con una sonrisa malévola al ver a Lea bajar por la escalera.— ¿Qué haces? – Sara golpea el hombro masculino — pueden verte – él le hace un guiño muy seguro de sí mismo.— Guarda la calma cielo, recuerda que yo he sido guardaespaldas y se lo que hago – le da un beso en la nariz — ¡ahora vigila la parte de atrás por
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Capítulo 51. Ajustando cuentas
Damián se acerca al sujeto que tiembla como una hoja tanto por el asco que siento como por la expresión asesina que ve en el rostro del hombre que se le viene encima sin miramientos. Conecta su gran puño en la cara de Andrés y ahí se abrió la piel además que el pobre salió disparado hacia atrás cayendo despatarrado en el pavimento. Sara grita y pretende correr hacia su novio, pero Lea se lo impide de un puñetazo en el rostro y cae golpeándose el trasero, la espalda y la cabeza.— ¡Eso te pasa por perra! – le grita Lea a la mujer en el suelo — ¡Dios Santo! – se dirige hacia el chico lindo que intentó salvarla y que ahora sabe que no lo necesitaba — ¿te encuentras bien? – observa a Albert y a Derek sacar a Damián de encima de Andrés que ya no se mueve.— Hola, sí, eso creo – Lea arranca un trozo de tela de su fino vestido y hace un torniquete en la pequeña herida que el joven lindo tiene en el brazo — ¡vaya! No solo eres hermosa sino peligrosa y sabes defenderte en cualquier situaci
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Capítulo 52. Reflexiones
Damián observa detenidamente sus manos, cada mancha de sangre, cada magulladura e incluso las cicatrices de heridas anteriores cuando en su niñez y adolescencia ni siquiera pensaba en detenerse a la hora de golpear. Enfadado con el mundo, etiquetado por los psicólogos y terapistas vivía en constante contienda con cualquier persona que lo mirase dos veces. Una conducta que dejaría atrás luego de saberse internado en un psiquiátrico donde pudo por fin drenar por completo todo el odio por la ausencia de una figura de respeto ya que el abuelo moría por él y más aún cuando su abuela murió, el viejo se refugió en él.Al golpear a Andrés todo lo que había dejado atrás volvió en forma de rabia, razón por la cual no pudo detenerse por sí mismo sin embargo y contrario a lo que hacía antes pudo contenerse al ser arrastrado por sus hermanos y su ahora… padre que de ninguna manera piensa tener algún contacto con él.— ¡Qué se joda! – pese a que escuchó perfectamente y con mucha a tención las palab
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Capítulo 53. Mentiras, aclaraciones y sorpresas
Damián queda embobado con el trasero precioso de la chica grosera y malgeniada que sin dudarlo lo ha dejado con la palabra en la boca y sube la escalera con la barbilla muy en alto, suspira entrecortado sin ninguna insistencia de su parte para que la escuche sin embargo se dirige hacia la sala de estar que aunque ya es bastante avanzada la noche, su familia se encuentra tomando un postre imagina luego de la cena.Resopla.— Buenas noches Damián ¿te apetece comer algo? – Harold le ofrece y él niega.— No gracias, descuida estoy bien así – levanta la mano sonriendo — ¡qué hermosa reunión! – ironiza — ¿pensé que se habrían ido a su nidito de amor? – le refiere a su tío Albert sin siquiera mirar a su padre.— Deja la ironía sobrino, sabes que a esta hora no nos iremos – regaña — ninguno conduce de noche – aclara.— ¿Y cómo coño voy a saberlo? Si ni siquiera los conozco bien – se encoge de hombros, pero a Albert no le pasa desapercibido el dolor en su voz — si por lo menos hubiesen
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Capítulo 54. Pánico
Las luces parpadearon y un millón de estrellas aparecieron frente a él, un frío intenso atravesó su columna vertebral y tuvo que doblarse hacia adelante para no desplomarse en el piso. Ya es bastante con darse cuenta que en serio está enamorado de ella para saber también que se encuentra en espera de… un hijo, su hijo…Su primer y único hijo, pero Lea no lo quiere cerca.Se encuentra inmóvil ante ese solo pensamiento, de pronto todo a su alrededor se oscurece y la palabra positivo aparece con luz de neón frente a él, siente como sus piernas ceden, las rodillas se niegan a sostenerlo haciendo que tambalee perdiendo por completo el equilibrio hacia atrás amenazando con caer al piso.— ¡Damián, Damián! – Derek lo toma en brazos, grita su nombre atrayéndolo hacia su pecho — ¡pequeño, mi pequeño! – unos médicos asisten la emergencia y luego de unos minutos que le parecen horas al hombre. Despierta.— ¿Dónde, dónde?— ¡Que culo de susto me has dado! – exclama Derek a su lado en la camil
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Capítulo 55. Un padre ejemplar, si lo dejan
Mientras Paula sonríe por la intervención de Damián, Lea pone los ojos en blanco ante tal payasada. Llora porque no tiene cerca a sus tesoros y ahora más que nunca los necesita a su lado.— No seas ridículo Damián tú tienes un compromiso hecho con la desteñida esa y será difícil romperlo además: yo no me quiero casar contigo y menos en estas circunstancias – resopla enfadada.— Lea, Lea, Lea – su voz rebosa una advertencia — yo no te estoy preguntando si deseas hacerlo, simplemente se hará porque llevas a mi hijo en tu vientre ¿entiendes? – ella intenta bajarse de la cama.— Damián ¿podrías hacer el favor de salir de la habitación? – la voz de Harold sale como un gruñido al ver la reacción de Lea.— ¡Claro que no, que absurdo ella es mi mujer! – protesta una negativa bastante clara.— ¡Yo no soy nada tuyo! – lo señala — Sal de aquí no quiero verte – unas náuseas agresivas la azotan fuertemente — ¡Vete!— ¡No! – al dar un paso le sobreviene un mareo y es atrapado por Harold —
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Capítulo 56. Demandas
“Qué fastidio, como si me interesara su patética felicidad”, piensa Gretta malhumorada y fastidiada de que la incluyan en las vidas de los demás.— Yo solo quiero casarme con Damián y apoderarme de lo que se me ha negado siempre – resopla indignada porque ya se ha cansado de esperar.Se dirige hacia el lugar donde dejó a Damián luego de que Mauricio Del Toro intentara entretenerla, llega a la habitación y no lo encuentra.“Algo sucede”, intuye, pero no logra descifrar que es.Observa detenidamente el cuarto y no encuentra pertenencias de su prometido dentro, cierra los ojos recordando el rostro golpeado de Damián y gira para salir a buscarlo. No resiste la curiosidad de saber con exactitud que le ha sucedido.Sale a toda prisa de la habitación en busca del objeto de su demencia, pero en el camino se encuentra con un Derek sonriente ya que conoce perfectamente la historia de esta mujer y por su pareja chismosa, la que en este momento le abre los ojos comunicándole mil cosas la retiene.
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Capítulo 57. Dolor
Damián gira tan rápido la cabeza hacia la voz que llama su atención por el grito casi desgarrador que sale de la boca de Gretta, que su cuello suena causándole un dolor agudo. La mujer se encuentra roja como un tomate y hasta parece ver humo que sale de sus oídos.— ¡¿Qué coño has dicho Damián?! – se acerca a él amenazante — ¿esta zorra está preñada? – señala a Lea que toma una respiración furiosa — ¡debe ser de su amante!— ¡Cálmate Gretta!— ¿Qué me calme? – grita de nuevo — esa maldita zorra quiere quitarme lo que es mío y tu ¿quieres que me calme?— ¡Deja de gritar estúpida! – rebate Lea molesta ya por la actitud de la rubia — por mi puedes quedártelo porque yo no lo quiero cerca, pero parece que tú no le eres suficiente – la provoca y resulta porque le salta encima.— ¡No, Gretta quédate quieta! – la sostiene por la cintura un Damián contrariado ya que ahora no sabe como parar el genio de la fiera.— ¡Déjala, si me toca la meto entre rejas! – advierte.— ¡Desgraciada, m
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Capítulo 58. Tristeza y desesperación
Los médicos luchan dentro del quirófano contra el sangrado copioso que mana del útero de Lea, entre la presión tan elevada y la lesión que se produjo por un quiste estrangulado que ni siquiera sabían de su existencia hasta el momento de la caída, ella se encuentra en un peligro inminente.El dolor que la atravesó en ese momento fue tan fuerte que perdió el sentido, desmayo que orilló a los especialistas a ingresarla en la sala de operaciones para asegurarse de que todo se encuentre en orden y controlado.Pero no todo estaba bien, ni en orden.Damián camina de un lado a otro como una fiera enjaulada, con la mirada perdida y las manos en la cabeza desordenando su cabello en una actitud clara de desesperación. Se siente roto, el dolor lo agobia; no es físico sin embargo duele igual ya que parece que le atravesaran el pecho con una lanza caliente. Su corazón se rompe cada vez más al recordar la agresión de Gretta hacia Lea ya que la culpabilidad lo arropa al evocar el momento en el que am
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Capítulo 59. Realidades
La mujer queda pasmada ante las palabras de su propio padre, el entregar prácticamente la paternidad de Damián a su padre biológico es signo de que algo grave pasa o pasará y ella se espera lo peor ya que juró a su madre jamás dejar que Derek se acercase a su nieto y ahora…— ¡Mauricio! – la voz de Derek es casi un lamento, el anciano niega — este es un tema delicado, no deberías…— Tú eres su padre… - el hombre cierra los ojos ante las palabras del Mauricio, nunca antes le dolió tanto la sinceridad del viejo como en estos momentos donde Damián pasa por este percance — te he visto con él y no puedo negar que lo amas, las equivocaciones que hemos cometido nos han pasado factura y yo no quiero ser recordado…Su voz se rompe, el llanto lo ahoga y Derek lo abraza para consolarlo. Mariah llora desconsolada, esta reconciliación la elimina de la ecuación y eso le causa un dolor profundo, pero la realidad es que ella nunca hizo nada para merecer a su hijo. Se retira un poco.— Dejemos po
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