Al pensarlo, Mariana sacudió la cabeza, como si intentara despejar un pensamiento molesto. Sentía que se estaba volviendo loca.¿Por qué empezaba a ver a todos como si fueran Mateo?Sin darse cuenta, Valentina había estado observando detenimiento su expresión durante un buen rato. Con el murmullo de fondo de la película, Valentina, en tono de falsa recriminación, le preguntó:—Vamos, cuéntame, ¿con quién saliste esa noche al club Lirio? ¡Me dejaste sola en la discoteca! ¡Casi me morí de la rabia!Al mencionar precisamente el tema, Mariana también se enfureció. —¡Y tú con qué cara hablas! Yo me fui, ¿pero tú ni siquiera intentaste buscarme? Si esa noche Valentina la hubiera buscado, Mateo no habría logrado su vil propósito, ¡y ella no habría acabado tan lastimada! —Yo… —Valentina hizo un puchero, algo dolida, —Esa noche bebí demasiado. En cuanto apagaron las luces, me quedé dormida. Fue mi agente quien me sacó de ahí. Apenas desperté, te llamé de inmediato, pero contestó tu asisten
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