Una semana después…—¿Qué te parece amor? ¿Verdad que la vista es hermosa desde aquí? Se ve todo el océano. —Sí, es bonita. — respondió Luis José un poco cabizbajo y desanimado. No podía superar aún que estuviéramos en la casa de mi padre en Cancún. —Amor, por favor ya quita esa cara, no me gusta que estés así tan deprimido, entiende que aquí lo más importante es que estamos juntos y que muy pronto vamos a casarnos. —Mi amor yo estoy feliz de que estemos juntos, pero lo que pasa es que no me siento cómodo viviendo en esta casa. Mira a tu alrededor, todo está ocupado con pinturas de Guillermo, hasta en la habitación todavía están sus cosas personales. ¿Cómo puedo estar tranquilo viviendo en una casa en la que me siento como un completo intruso? —Entiendo como te sientes, pero esto es solo temporal, hasta que podamos comprar nuestra propia casa, comprende que lo hicimos solo como una manera preventiva de estar lejos de Abril. —Tienes razón mi amor, soy un tonto. Es que te amo
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