Mi padre estaba a punto de revelarle a Nelson la noticia de mi embarazo cuando el teléfono de la casa sonó, interrumpiendo el destino con su estridente urgencia. Era yo, claro, llamando justo a tiempo antes de que se desatara la tercera guerra mundial. —Hola, Ana Paula, ¿dónde demonios te has metido? Nelson acaba de llegar y está hablando con papá. —Abril, mi hermana, sonaba preocupada. —¿Ya papá le contó a Nelson sobre el bebé? — pregunté con mi voz temblorosa y sintiendo un susto que se alojó en mi estomago. —No, aún no. Justo iba a empezar a hablar con él cuando el teléfono lo interrumpió ya que se imaginó que podías ser tú. ¿Pero dónde estás? ¿Y Luis José está contigo? —Sí, Abril, pero por favor, pásale el teléfono a papá. Necesito hablar con él urgentemente antes de que pueda contarle lo de mi embarazo a Nelson. ¡Apresúrate! Mi padre tomó la bocina, se escuchaba realmente molesto. —¿En dónde estás, Ana Paula? Tu prometido está en casa, y deberías estar aquí para que habl
Leer más